miércoles, 29 de mayo de 2013

FLOR DE DEMOCRACIA.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. DIARIO EL LONGINO. 31 /05/ 2013. La democracia es la única forma de gobierno capaz de garantizar la estabilidad y progreso de una sociedad, como asimismo la felicidad personal de cada uno de sus miembros. Su definición es tan simple (según Lincoln, “el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”), que sorprende que en Chile pueda ser burlada tan abiertamente; o, quizás, no sea así, y una gran parte del pueblo, dándose cuenta perfecta del engaño, participa en un falaz juego que, por lo menos, le permite soñar que vive en democracia. Veamos cuánto tenemos de ella. Primero, está la cuestión de la Ley, el cuerpo organizado de reglas que rige la vida social. Aristóteles (Siglo IV a.C.), el filósofo griego que sentó las bases del pensamiento moderno y fuera el primer defensor ideológico del principio democrático, señala en su “Política,” “no hay buen gobierno sino donde se obedece la Ley;” y agrega, “la Ley que se obedece sólo debe estar fundada en la razón”; lo que para él, explícitamente, significa que la Ley debe representar el armónico interés de todos los ciudadanos, y no sólo de algunos. Si así no fuera, dice Aristóteles, lo que se tiene es, simplemente, una “tiranía.” Si partimos de esta premisa, Chile no es una democracia, aunque nuestros políticos profesionales se enjuaguen diariamente la boca con ella, tratando de convencernos que lo es. La Constitución Política que nos rige (la Ley, su equivalente en Filosofía Política) fue impuesta al pueblo de Chile bajo la égida de una dictadura militar, marcada a fuego ideológicamente por sólo un sector de la sociedad, la derecha; sector político comprometido en un muy suyo proyecto político de indefinido plazo. Ergo, lo que técnicamente tenemos en Chile no es una democracia, sino una tiranía; por cierto, astutamente camuflada. En efecto, ese sector político autor de la legalidad que rige el país, dejó audazmente establecido que “su” Ley no puede ser cambiada ni alterada en una coma, a menos que él así lo quiera, en virtud de los enormes quora calificados que se necesitan para ello. Y a propósito, ese sector, autor y dueño de la Ley, es minoritario. En virtud del sistema binominal de elecciones (el artilugio inventado para preservar la actual Ley) la derecha tiene la mitad del poder legislativo, en circunstancias que sólo bordea el tercio de la voluntad del electorado. De este modo, el país ha sido confinado a desenvolverse en un orden económico y administrativo que no responde a lo que quiere la mayoría del país, a un inmutable e irreal empate político, y a la observación, por todo el mundo, de una Ley que no es más que un invento creado unilateralmente por un sector de la nación. ¿Es eso democracia? Así como están las cosas, la actual Ley, con su sistema binominal de elecciones, en los hechos reales, aunque no suene nada bien, ha entregado el país al dominio de sólo uno de esos dos bloques; más claramente, a sus dirigentes. Luego, sólo basta que ese puñado de individuos se pongan de acuerdo en tal o cual materia con sus pares de la Concertación, ya absorbida por el sistema, para que ésta se transforme en ley. Como si esto fuera poco, Chile es un país enfermo crónico de centralismo; así que, por mucho que los dirigentes nacionales de los partidos discurseen sobre democracia y participación de todo el país en la gestión política, la nación entera está condenada a prosternarse ante las decisiones que ellos tomen en Santiago, aunque las más de las veces, esos dirigentes apenas conocen sólo la capital. Este infeliz cuadro ha puesto a los partidos menores en una difícil disyuntiva de principios. En efecto, algunos de ellos, ante el temor de quedar aislados, sin poder acceder a la más mínima cuota de poder del Estado, se han sumado, por supuesto no gratuitamente, al esquema de bloques. En este oscuro paisaje político, un halo de luz parecía que se había encendido para iluminar, por fin, el sendero hacia la verdadera democracia. ¡Albricias, los partidos, unánimemente, habían aceptado realizar elecciones primarias! Eran cuentos. Se impuso finalmente la impronta general antidemocrática del sistema, y con ella, las reglas fijadas por los “capi di tutti” de la política, evocando un término mafioso. Esta experiencia ya tenía, en todo caso, un precedente, las seudo-primarias de la Concertación de 2009, cuando Frei (DC) venció a Gómez (PR) en un solo distrito del país. Tan o más burdo que ese engaño ha sido la encuestita recientemente hecha aquí por la UDI para elegir sus candidato, cuya validez es, por lo menos, dudosa, según lo han señalado públicamente personeros de sus propias filas. Mientras tanto, las luchas por los “cupos” siguen sin cuartel en un sórdido clima de intrigas y codazos, entre pre-candidatos de las dos grandes coaliciones y aquellos de partidos menores que paradojalmente, en el caso de la Concertación, se caracterizaron en el pasado por su dura oposición a ella, como el PC y el MAS. Así que, adiós principios y vamos agarrando cupos. Estas son sólo pequeñas muestras de lo que puede darse en esta flor de “democracia.”

jueves, 23 de mayo de 2013

EL DISCURSO DEL PRESIDENTE

PROF. HAROLDO QUINTEROS. DIARIO EL LONGINO 21. 24 / 05 / 2013. Por razones de espacio, sólo me referiré a algunas impresiones que me produjo la cuenta presidencial del pasado 21 de mayo. Empezaré por ésta: Sebastián Piñera es el candidato de la Alianza por Chile para las elecciones presidenciales de 2017. Por cierto, es improbable que Longueira gane las próximas elecciones presidenciales, y como bien sabemos, el duopolio que se alterna en el gobierno cada cuadrienio, a su vez alterna, muy “fraternalmente,” y a dedo, a los candidatos de sus partidos. Entonces, dicen, “si perdemos ahora, vamos haciendo planes para el próximo gobierno; total, cuatro años pasan volando.” Esa es la realidad: aquí nadie manda más que los partidos. Y bueno, ahora, como ve perdidas estas elecciones, la Alianza ya ha levantado un candidato para las subsiguientes. La prueba mejor de ello, es que Iván Moreira, probablemente el más radical de los próceres de la UDI, y bien poco querido en RN, prácticamente proclamó a don Sebastián sólo unos minutos luego que éste bajara del podio. ¿Por qué? Pues, por una razón muy simple: las agudas confrontaciones en que han estado envueltos los dirigentes de los partidos de la Alianza, y, más específicamente, las que han protagonizado los dirigentes de la UDI, exigían una figura de consenso para 2017, y ya la tienen. Esto es una ostensible ventaja sobre la Concertación, a cuyos corifeos, además de vérselas en graves reyertas internas que no parecen terminar nunca, les costará mucho ponerse de acuerdo en encontrar a quien pueda suceder a Bachelet con alguna posibilidad de éxito en cuatro años más. Otro tema de la cuenta presidencial que me llamó mucho la atención fue el anuncio de la obligatoriedad del jardín infantil (“Kindergarten” en alemán; por eso no entiendo por qué lo llaman así, o peor, “kinder”). ¿Se trata realmente de EDUCAR, o de crear especies de guarderías infantiles para que más y más mujeres se sientan impelidas psicológicamente a trabajar fuera del hogar, como temporeras, obreras o nanas? Raro, porque si bien en todo el mundo existe el jardín infantil (también en Chile, por supuesto), en ninguna parte implica coerción sobre las familias; es decir, con efectos punibles. Esta medida, como el cierre de la Universidad del Mar, entre otras, es otro “piscinazo” de la administración Piñera en materia educacional, porque ¿hay suficientes educadores(as) de párvulos para una medida tan radical, y suficiente infraestructura material, habida cuenta de la necesidad de una racional ecuación entre educador(a) y el enorme número de niños que deberán por ley ser atendidos? ¿Se tomó en cuenta el hecho que por lo menos, el 80% de las carreras de educación parvularia en el país no están acreditadas, y que lo más probable es que muchas universidades de dudosa calidad las creen de manera rápida e irresponsable? Sigo: el Presidente, mientras algunos(as) de sus partidarios(as) lo contemplaban en franco estado de éxtasis, declaró que regalará un bono (¿es novedad?) por un tercer hijo nacido. Según él, hay muchos viejos y pocos jóvenes en Chile, lo que no favorece el desarrollo de la economía. 100 luquitas por cada tercer hijo, y un poquitín más por un cuarto, y así sucesivamente. En los países desarrollados, que siguen y seguirán siéndolo, el número promedio de hijos por familia, desde hace mucho tiempo, es de dos, al igual que en muchos países en desarrollo que no lo pasan mal. Sigo: el Presidente dijo en su cuenta que nuestro ingreso per cápita es el mayor de América Latina, US $ 20.000 per cápita. ¿Qué broma es ésta? Imagínense: cada chileno, desde las guagüitas de pecho hasta los jubilados, estarían percibiendo un ingreso mensual de $ 750.000 mensuales. Lo que sucede en Chile, es que, como somos un país inmensamente rico en recursos naturales, hay mucha riqueza. Así es, pero un ínfimo grupo de la población se lleva el 90% de ella. Mientras tanto, hay medio millón de nanas, por lo menos 4 millones de trabajadores que viven del sueldo mínimo, casi la mitad de las familias viven endeudadas hasta los tuétanos; y… mejor paro de contar. Si hay una cifra que por su bien no debió citar el Presidente, es precisamente ésta, puesto que ella sólo refleja la gigantesca desigualdad social existente en Chile, por la que se nos conoce en todo el mundo. Finalmente, ¿se fijaron que el Presidente no dijo una palabra sobre la ilegítima, anti-democrática y espuria constitución que nos rige, y la urgente necesidad de su reemplazo? Tampoco habló de las AFP. Así, el Presidente, y tras él la derecha, ha vuelto a ratificar su intención que las AFP se perpetúen en el tiempo, y, además, tal como están. En 2012, las utilidades de las AFPs subieron casi en un 40%, gracias a los ahorros previsionales de los trabajadores chilenos. Ganaron US $582 millones, mientras la gran mayoría de los cotizantes no obtendrá una pensión que alcance el 50 % de sus actuales ingresos. Estamos notificados: nadie cambiará el sistema económico y jurídico vigente, si no lo hacemos nosotros.

miércoles, 15 de mayo de 2013

CRISIS DE CREDIBILIDAD POLÍTICA

PROF. HAROLDO QUINTEROS. DIARIO EL LONGINO 17 / 05 / 2013. En las últimas elecciones, por lo menos más de dos tercios de los chilenos con derecho legal a voto no participaron en ellas. Este nada edificante dato es el anuncio que en las elecciones que se avecinan, y en las del futuro, el número de electores será aun menor, puesto que se realizarán sobre la base, ahora constitucional, de la voluntariedad del voto. La clase política chilena se encuentra perfectamente organizada en torno a dos grandes ejes: primero, la observancia de la Constitución Política de 1980; y, segundo, la “política de los acuerdos” entre las dos grandes coaliciones que periódicamente se alternan en el poder. Ello explica por qué fue ella, precisamente, la gestora y autora de esa ley, a sabiendas que la masiva abstención de votar anterior aumentará con el voto voluntario. En verdad, da la impresión que a nuestros políticos profesionales les importa un bledo la participación de la ciudadanía en política, aun cuando, evidentemente, la abrumadora abstención que se avecina ratificará, con mayor fuerza que nunca, la desconfianza del pueblo hacia ellos. Esto es de suyo grave, habida cuenta que los caudillos “iluminados,“ dispuestos a las atrocidades mayores (Hitler, Stalin, Dada, etc.), surgen, precisamente, cuando la ciudadanía se ausenta del quehacer político; o, lo peor, cuando siente que su participación en él es fútil e inocua. Pues bien, dos casos han venido a reafirmar en la conciencia del pueblo su desprecio a la clase política. Veamos, para empezar, el de la diputada Marta Isasi, que hoy llena la prensa escrita, oral y visual del país. Desde luego, será la Justicia la que determine la inocencia o culpabilidad de la diputada; empero, hay algunos antecedentes en el caso que, de verdad, huelen a soborno, que se habría concretado en la aprobación de la vigente Ley de Pesca, la misma que enajenó el mar de todos los chilenos en beneficio de unas cuantas familias de magnates. Hay, no obstante, una cuestión mucho más grave que el caso Isasi en sí. De configurarse soborno, a la indiscutible ilegitimidad de la constitución política de Chile, se sumaría otra peor, cual es que la posible aprobación de muchas leyes que favorecen directamente los intereses de grandes empresas del país (y, por extensión, también de fuera), podría haber tenido lugar por la vía del soborno. Si así fuera, la validez de TODAS esas leyes sería nula. Las cosas, por cierto, están organizadas para que haya sobornos. Piénsese sólo en la ley que garantiza el anonimato de las “generosas” donaciones de privados a las campañas electorales, que hace muy difícil investigar acusaciones de soborno. No olvidemos que en el caso Isasi, todo lo destapó un oscuro personaje, ligado a ella, que actuó cegado por pasiones personales. Vamos al segundo caso, uno que ha dejado la credibilidad de nuestros políticos a la altura del unto. Tal es el incidente que está protagonizando el senador del Partido Socialista (PS) Camilo Escalona, que ha vuelto a revelar que Chile no se rige por una democracia, aunque sea defectuosa, sino por una vulgar partidocracia. En verdad, aquí son los partidos los que eligen las autoridades políticas y administrativas del país, no los electores ni el mérito. Quien quiera acceder a cargos y poder de carácter político o público (incluso, con las mejores intenciones), debe, primero, congraciarse con “sus majestades” las direcciones centrales de los partidos políticos; por lo demás, siempre manejadas por un puñado de caudillos, casi todos parlamentarios, cuya obsesión por no perder el poder los puede llevar a los más insólitos extremos. Este es el caso específico de Escalona, que controla la dirección central del PS a través de una camarilla que se hace llamar “Nueva Izquierda.” Para el público, Osvaldo Andrade lidera el PS; sin embargo, todo indica que no es del todo así. Andrade, inexplicablemente, acaba de impedir la realización de elecciones primarias por la senaturía de la X Región, porque su “jefe,” el pre-candidato Escalona las tenía perdidas ante el popular ex - alcalde de Puerto Montt Rabindranath Quinteros. Con esto, el caudillo ha llegado a la audacia de desafiar a la propia Michelle Bachelet, quien se ha manifestado una y otra vez en favor de primarias en todo el país. El suceso ha puesto en tela de juicio la capacidad de liderazgo de la candidata presidencial, y periclitado seriamente su opción de triunfo. Sólo volviendo al tema de la constitución política, recordemos que en todos sus encuentros nacionales recientes, el PS, cumpliendo con su antigua y fundacional vocación democrática y popular, ha aprobado la necesidad de convocar a una Asamblea Constituyente, que dé lugar a una nueva constitución que refleje la soberanía popular. Escalona ha declarado reiterada y públicamente su rechazo a ella, burlándose de las bases y del electorado del PS, y sigue inamovible en su testera. Como van las cosas, el país caerá, si no ya ha caído, en una peligrosa vorágine de falta total de credibilidad en sus instituciones y mandatarios políticos.

jueves, 9 de mayo de 2013

LA CAMPAÑA ELECTORAL

PROF. HAROLDO QUINTEROS. DIARIO 21, 10 / 05 / 2013. Enfrentadas en la campaña electoral por la presidencia de la República, las dos grandes coaliciones que se vienen disputando el gobierno del país desde hace un cuarto de siglo, la Alianza y la Concertación, más que ideas y propuestas, se encuentran enfrascadas en una feroz riña de dimes y diretes sobre fraudes y pecados financieros. Es decir, la campaña sólo consistirá en demostrar cuál coalición ha administrado mejor o peor el sistema jurídico y económico actualmente vigente, injusto e ilegítimo en su origen, e impuesto al país como una camisa de fuerza en 1980. De hecho, los dos bloques no cuestionarán el sistema; menos aun se pelearán por su eliminación ni reemplazo por uno justo y legítimo, que refleje de verdad la voluntad soberana del pueblo. El tema de moda, elegido como campo de batalla electoral, es el de los abusos financieros contra consumidores y ahorrantes, en su mayoría modestos chilenos. Sobre esto, dejemos las cosas claras. Objetivamente, los abusos de este tipo cometidos en los años de la dictadura de Pinochet no tienen parangón posible a lo largo de toda nuestra historia republicana, tanto en cantidad como en gravedad. Por supuesto, no son del todo conocidos porque entonces no se podían denunciar. De partida, los “ganadores” del cuartelazo, que gobernaron en la dictadura –la derecha, que hoy clama por justicia y equidad – defraudaron al Estado hasta la saciedad, y sin oposición; es decir, con el 100% del poder bajo su control. Qué más estafa al país que los capitalistas más fieles a la dictadura, ligados en su mayoría a los partidos de derecha de hoy, se llevaran a su casa, y a precio de huevo, la mayor parte de las posesiones que pertenecían al Estado. La Concertación ganó el plebiscito de 1988 y, además, gobernó durante 20 años. Su fin era, precisamente, iniciar la reversión del anterior status quo, tarea que, en lo fundamental, no hizo, ni trató seriamente de hacer. Además de completar la obra privatizadora iniciada durante la dictadura, algunos conspicuos dirigentes de partidos concertacionistas se beneficiaron y siguen beneficiándose con las “bondades” del sistema neo-liberal que nos rige, impuesto al país a sangre y fuego por ella. Hay que reconocer que, por lo menos, durante el gobierno de Ricardo Lagos, se dictó la “segunda ley del consumidor,” que mejoraba la de 1990. Esta ley fue la que permitió la impetración del juicio colectivo que acaba de ganar la agrupación de tarjeta-habientes del Banco Estado “Conadecus,” que destapó la megaestafa contra 575.000 ahorrantes, perpetrada por este banco estatal. ¡Por Dios! Si un banco estatal comete un acto de latrocinio como éste, ¿qué nos queda como esperanza de probidad financiera en el país? También, gracias a esa ley, salió a la luz pública el caso Cencosud, que determinó la estrepitosa caída de Laurence Golborne. Por suerte, esta vez, en ambos casos, triunfaron los aporreados trabajadores y consumidores. Está por verse qué pasará con Cencosud, y en cuanto a Banco Estado, Conadecus, Banco Estado y SERNAC acordaron que el ente financiero devuelva $ 5.670 millones al más de medio millón de sus clientes afectados por cobros fraudulentos de comisiones. Pues bien, los dos casos, Cencosud y Banco Estado, tuvieron su origen durante gobiernos de la Concertación, situación de la que ahora, en plena campaña electoral, la derecha trata de obtener todo el provecho posible. Es cierto que gracias al SERNAC de hoy se pudo hacer justicia; tal es la carta electoral que está exhibiendo la derecha. Sin embargo, Conadecus había interpuesto su causa ante la justicia por su propia cuenta, durante 10 largos años y, curiosamente, SERNAC vino a actuar sólo ahora, en plena lucha electoral. En fin, el primer round lo había ganado la Concertación (con la ayuda de RN, obviamente) al sacar del camino a Laurence Golborne, potencialmente el más probable ganador de las primarias presidenciales de la derecha, y el contendor más peligroso de Bachelet. La segunda vuelta la ha ganado la Alianza, al aventar, justo ahora, el caso Banco Estado, con, incluso, insinuaciones de corrupción. En efecto, el caso ha puesto al descubierto una sospechosa relación entre el conocido socialista Jaime Estévez y otros dirigentes de la Concertación con el poderoso grupo Luksic. Estévez, presidente del Banco Estado en 2003, para empezar, es el primer responsable del fraude. Pero lo peor es esto: ordenó un crédito a favor del grupo Luksic por US $120 millones (unos 54 mil millones de pesos), para que éste comprara una parte del Banco Chile, y luego del término del gobierno de Lagos, ingresó al directorio del Banco de Chile y a la presidencia del Club Universidad Católica, ligado a Luksic… ¿Qué nos trae el próximo round?

jueves, 2 de mayo de 2013

LO QUE HAY REALMENTE TRAS EL CASO GOLBORNE.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. DIARIO 21. 03/05 /2013. Desde el punto de vista propiamente político, más que estigmatizar la persona de Laurence Golborne, la ex - carta presidencial de la UDI en las próximas primarias de la derecha, por su involucramiento en el caso Cencosud, o sus negocios en “paraísos fiscales,” lo que importa realmente es enjuiciar el sistema institucional chileno, cuya perversidad, en verdad, no tiene límites. Al fin y al cabo, las dos pilatunadas de Golborne y su estrepitosa caída, sólo reflejan ese sistema. Empecemos por la institución conocida como el sistema binominal de elecciones, su expresión más infamante. En las elecciones de los representantes del Poder Legislativo, de modo natural, se forman dos grandes bloques que se disputan el poder de hacer las leyes. Los gestores del binominalismo, hoy agrupados en la Alianza por Chile, arguyen que éste, precisamente por su incapacidad de romper empates, ha dado “tranquilidad y estabilidad” al país. Sus contendores, la Concertación, refutan el sistema, aunque sólo formalmente, porque saben que es incambiable; es decir, saben que para derogarlo deben doblar a la derecha en unos dos tercios de las circunscripciones electorales del país, lo que es imposible. Ante ese hecho, terminan haciendo toda su política dentro del sistema, tal cual como lo hace la Alianza. Es decir, los dos grandes bloques no se disputan por cuestiones esenciales ni cambios estructurales al sistema institucional general chileno, sino sólo en cuanto introducirle mejoritas por aquí o allá, y nada más. Dicho con más claridad, en las elecciones parlamentarias los dos grandes bloques ganan; empero, sólo formalmente, pues, en el fondo, ha ganado la derecha, porque SUS leyes, que rigen todo el sistema institucional, económico y administrativo del país, no podrán nunca ser cambiadas. No estará de más recordar que esta descomunal falta a la democracia y a la voluntad soberana del pueblo pudo imponerse sólo porque las FFAA actuaron el 1973 en calidad de brazo armado de la derecha, y eso, aunque duela, es la pura verdad. En suma, para los candidatos al Parlamento, sus contendores verdaderos no son los candidatos de la coalición opositora, puesto que todo el mundo sabe que ganarán las dos. Entonces, la primera perversión que trajo el binominalismo al país se traduce en el hecho que la lucha política se desplaza hacia el interior de las coaliciones, no frente a la coalición contendora, lo que debilita el debate ideológico y las propuestas programáticas. El binominalismo, podría decirse, sólo es aplicable a las elecciones legislativas. Pues, eso no es así. Puesto que el sistema binominal obliga a la formación de dos bloques, serán sólo éstos los que, necesariamente, tendrán chance de competir con posibilidades de triunfo en todas las demás elecciones; mucho más hoy en día, con el establecimiento, de hecho, de las elecciones primarias, que no son más que su variante. Tanto es así, que la denuncia contra la bochornosa actuación de Golborne en Cencosud, y sus dineros puestos a escondidas en un “paraíso fiscal”, no vinieron de la izquierda ni de la Concertación, No, su fuente estuvo en la propia derecha. Otra perversión del sistema institucional vigente, es que cada vez más se hace claro que aquí no gobiernan ni mandan las autoridades políticas, sino el capital, que lo domina todo. A Golborne, por ejemplo, lo delató no sólo su inexperiencia política, sino su propia conciencia de individuo convencido neoliberal, cuando afirmó que debió dejar pasar una atrocidad, ilegal además, contra los consumidores (el tema de la tarjetitas Jumbo), en cumplimiento de “órdenes del directorio,” lo que desbarató sus supuestas virtudes de líder. La rapidez y astucia con que actuó el viejo zorro Allamand, para liquidar a su contendor, no pudo ser más eficaz.