miércoles, 26 de marzo de 2014

LUCRO Y REFORMA DE LA EDUCACIÓN.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 28 /03 / 2014. LUCRO Y REFORMA DE LA EDUCACIÓN. Es muy injusto el estado en que se encuentra nuestro sistema educacional público, en todos sus niveles, a raíz de su inclusión en el régimen económico neo-liberal impuesto al país bajo dictadura. A contracorriente de ese espíritu, la Presidenta Bachelet, al parecer contrariamente a lo que hizo en su primer mandato, ahora está de verdad dispuesta a remplazar la actual legislación educacional por una que podríamos llamar simplemente normal; quizás mejor dicho, universal. En efecto, Chile es el único país en el mundo en que el Estado financia la educación en todos sus niveles con una clara preferencia por la privada, que hoy cubre casi el 70% del total de escuelas, liceos y establecimientos de educación superior. Todos los establecimientos privados subvencionados, además, cobran por educar, lo que, obviamente aumenta significativamente la cantidad de fondos que ya les regaló el Estado para el menester educativo (y, claro, para el lucro, aunque sea ilegal). El primer resultado está a la vista: la educación de los más pobres no es siquiera regular, a pesar de los desvelos de nuestros maestros, lo que marca la aguda inequidad existente en Chile al acceso de la Educación, hecho tan conocido aquí y en el mundo entero, que la OCDE calificó nuestro sistema educacional como uno cuya calidad radica exclusivamente en la clase social a la que pertenezcan las familias de los educandos. Veamos el caso de la educación escolar: La subvención estatal por la educación de cada niño y joven chileno es de unos $50.000, dinero que insólitamente también reciben las escuelas y liceos privados subvencionados, hoy, aproximadamente el 60% de todos los del país. El Estado gasta al año unos 12 mil millones de dólares en educación, y las familias de los niños de los establecimientos privados subvencionados otros 10 mil millones. Todo eso hace algo más del 7% del PIB, cifra mayor que la que se dedica a la Educación en muchos países desarrollados, incluida Finlandia, reconocida como el Nº 1 del mundo en materia educacional. El Ministro Eyzaguirre ha sido poco claro en sus mediáticas entrevistas. Según él, un colegio privado subvencionado puede llegar a invertir hasta $130.000 mensuales por alumno (de los cuales 50.000 vinieron del Estado), y luego señala que la parte de copago de cargo de las familias disminuiría hasta la nada a medida que el Estado aumente su cuota. Pues bien, si el Estado, por fin vuelve a ser el mayor responsable, mentor y guía de la Educación, costeándola enteramente, la pregunta es ¿qué pasará con los dueños de los establecimientos privados, sean personas o instituciones? Obvio, si el gasto entero lo va a firmar el Estado, éste tendría que comprarles o confiscarles los colegios, que en su mayoría les pertenecen. Es urgente poner el tema en la discusión pública. Lo definitivo es que no se puede permitir más el lucro en la Educación que financia el Estado, que, aunque la Ley lo prohíba - y a otro perro con ese hueso - unos más u otros menos, se lucra con ella.

martes, 18 de marzo de 2014

“DESPROLIJIDADES” QUE MATAN.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 21 /03/ 2014. Muchos pensaban que los pocos casos de errores en las designaciones de funcionarios del nuevo gobierno ya habían acabado. Eran cuatro, nada más. Finalmente, tres de ellos se corrigieron con la renuncia de los involucrados, y sólo fue confirmado en su cargo el intendente de Tarapacá Mitchel Cartes, cuya permanencia en el cargo era severamente recusada por el diputado Gutiérrez, con arreglo a ciertos sumarios en que Cartes estaría involucrado. El problema de estas nominaciones, como se pretendió hacer creer a la ciudadanía, se reducía nada más que a una anécdota, a unas cuantas “desprolijidades” – como lasllamó eufemísticamente el presidente del Partido Socialista Osvaldo Andrade- fáciles de corregir por la simple vía de nuevas nominaciones. Pues, no era así. La anécdota no era tal, sino una tendencia que aún no cesa, y que ya se está transformado en un bochorno para el gobierno. Los graves errores cometidos en recientes designaciones revelan, para empezar, la fragilidad orgánica de los partidos de Nueva Mayoría, que no aciertan a elegir correctamente a muchos de los funcionarios que deberán poner en marcha su programa; y, peor aun, la falta de unidad interna de la coalición. En verdad, no puede ser más grave que los partidos que la constituyen no asuman a la perfección la tarea clave de poner a disposición de la Presidenta de la República el mejor contingente posible de colaboradores, sin lo cual está bajo amenaza el éxito de la actual administración. Por cierto, la mayor parte de los estados democráticos del mundo son gobernados por coaliciones, asociaciones de partidos políticos que se unen en torno a un programa político mínimo, como asimismo a una metodología, también de carácter mínimo, de cómo llevar adelante tal programa. El punto central es, obviamente, que el programa no puede cumplirse sin funcionarios de gobierno que sean los mejores cuadros militantes o simpatizantes de los partidos, cuya competencia técnica y probidad personal y social sean indiscutibles. ¿Cómo se eligen a esas personas? El método en Alemania es muy simple. Los partidos designan comisiones ad hoc que llaman a sus militantes y simpatizantes –que obviamente aceptan el programa político del gobierno- a presentar sus antecedentes, que serán sometidos a escrutinio. Luego, en un nivel superior, los elegidos son presentados a los demás partidos, que pueden hacer observaciones sobre una determinada nominación, e, incluso, vetarla. Por supuesto, aquí las cosas no se hicieron así. Los partidos, como bien se sabe, las más de las veces no son sino las oficinas de ciertos caudillos, que deciden lo que se les viene en gana, y, para rematar, como se demostró en los hechos, no hubo consultas interpartidarias sobre las nominaciones, en ninguna parte. En verdad, era natural que sucediera lo que ha estado, y sigue sucediendo.

miércoles, 12 de marzo de 2014

¿VUELVE PIÑERA?.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 14/ 03 / 2014. Es evidente que Sebastián Piñera ya está trabajando para volver a la primera magistratura del país en 2018. Su optimismo, obviamente el mismo de la derecha, radica en que está seguro que en 2017 habrá el mismo descontento popular con que se encontró en las elecciones de 2009. Total, no hay más que dos coaliciones ganadoras, entre las cuales, no hay grandes diferencias, y, bueno, cuatro años pasan volando. Sebastián ya pasó la primera prueba. Como sólo podría ocurrir en la última de las repúblicas bananeras, en 2009, la mayoría ciudadana que le dio el triunfo no tomó en cuenta que el 28 de agosto de 1982, el futuro archi- magnate Piñera fue declarado reo y se ordenó su arresto por fraude en contra del Banco de Talca e infracciones a la Ley General de Bancos. No obstante, además de ese “numerito,” mientras sus cómplices estaban presos en el Anexo Cárcel Capuchinos, Piñera salvó de ser detenido porque, advertido misteriosamente de la decisión judicial, huyó de la justicia y se mantuvo oculto durante 24 días, tiempo que demoraron sus abogados en tramitar un recurso de amparo en su favor que le garantizó una especie de transitoria libertad remitida. Lo demás fue fácil. Su hermano José, el Ministro más querido del dictador, haría el resto ante la Corte Suprema, como lo reveló antes de morir la ex - Ministra de Justicia y pariente de Pinochet, Mónica Madariaga. También la ciudadanía olvidó al elegirlo que sin ningún escrúpulo Piñera tramó la destrucción política de la entonces promisoria carta de la derecha Evelyn Matthei, salvo que ese objetivo se vino al suelo cuando ésta, sospechando los ardides de “Tatán,” organizó con Ricardo Claro, el archi-enemigo de Piñera, los espionajes telefónicos que lo delataron. En el gobierno de Piñera se hicieron “cosas,” pero en esencia más que nada efectistas, en consonancia con la misma línea de la Concertación, desde 1990 hasta 2010. Por cierto, fue la Concertación la que en 2002 refrendó la actual constitución política, ilegal, anti-democrática y fraudulenta desde su origen, desnacionalizó las tres cuartas partes de nuestro cobre y terminó por privatizar el agua. Ambas coaliciones han llevado “a concho” el neo-liberalismo en Educación, confinando al sistema público escolar y la Educación superior a los peores estándares de equidad social y calidad técnica en su historia; las AFP y las Isapres no han parado de hacer su agosto sacando del país la mayor parte de las ganancias que obtienen gracias a los escuálidos bolsillos de la mayor parte de los trabajadores; la discriminación y represión contra nuestra etnia ancestral, los mapuches, no ha cesado en cuatro décadas; la delincuencia sigue teniendo en ascuas a la población y, por supuesto, no han terminado las desigualdades sociales que advinieron al país con el régimen económico rentista y concentrador impuesto al país bajo una feroz dictadura. Vale decir, hasta ahora, el viejo proyecto derecha-dictadura militar sigue incólume. Si Michelle Bachelet no se decide a hacer todo lo que le permita la propia constitución vigente por iniciar cambios estructurales en el país, lo más probable es que el siempre sonriente Sebastián y la vieja derecha vuelvan por sus fueros en 2018, y, claro, él está seguro que doña Michelle no se atreverá a cambiar nada seriamente. Su problema es que los que eligieron a Bachelet, y casi todos los que NO la eligieron, exigirán de ella exactamente lo contrario.

sábado, 8 de marzo de 2014

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 8 DE MARZO DE 2014. Hoy, 8 de marzo, es el Día Internacional de la Mujer. Este día, hace 108 años, en Estados Unidos, las obreras de una fábrica textil neoyorquina protagonizaron una jornada de protesta, que tuvo un horrendo fin. Era una fábrica de vestuario, y ellas eran costureras, lavanderas y aplanchadoras. Habían planteado reiteradas veces sus demandas a sus patrones, sin ningún éxito. Sus sueldos eran mucho más bajos que los de los hombres de su país; trabajaban más de 8 horas diarias sin compensación adicional alguna, aunque la jornada de las 8 horas ya era una conquista laboral conseguida por los trabajadores estadounidenses y europeos unas décadas antes. Tampoco se practicaba en esta fábrica la debida mantención de las máquinas, lo que era causa de continuos accidentes. Había también otra demanda, quizás la más importante de todas, que no puede dejar de conmovernos. Prácticamente todas esas obreras eran madres, y ellas pedían la habilitación de una sala cuna y un jardín infantil para sus hijos. Ante las negativas patronales, desesperadas, salieron a las calles denunciando su situación. Días después declararon la huelga. De pronto, los patrones dijeron que estaban dispuestos a negociar, y se las invitó a una reunión con sus representantes en el interior del taller mayor de la fábrica. Sospechosamente, los delegados venían acompañados de un numeroso piquete policial armado. Las mujeres fueron las primeras en entrar. Lo hicieron en fila y se ubicaron en asientos dispuestos en el interior. Todo era un engaño. Al ingresar al recinto la última trabajadora, las puertas se cerraron abruptamente, y a los minutos sobrevino un feroz incendio. 129 trabajadoras murieron quemadas vivas o asfixiadas, al no poder escapar. Muy sugestivamente, ningún policía ni delegado patronal quedó encerrado en la fábrica. Sobrevino un juicio de rigor, y las declaraciones de los sospechosos de haber causado el incendio, desde un comienzo, fueron contradictorias. Como el cine y la televisión no existían, los hechos no se registraron visualmente mientras sucedían, y era difícil probar la verdad; sin embargo, de aquel breve juicio se filtró una declaración de un policía que lo decía todo. Mientras la prensa y los políticos decían que todo había sido un “lamentable“accidente, este testigo directo, declaró que varios policías habían sido obligados a encerrar a las mujeres cumpliendo órdenes superiores, y que otros tantos iniciaron el fuego. El crimen, finalmente, quedó impune. El conflicto era social y político, puesto que al igual que la masacre de Chicago del 1 de mayo de 1856, que dio origen al Día Internacional de los Trabajadores, se trató de un episodio de confrontación entre capital y trabajo; y en estos casos, los que poseen la fuerza de las armas, las usan. Así ha sucedido tantas veces en la historia. Apenas los humildes levantan la voz, se los acalla brutalmente, con lumazos, balines o metralla, y si hay muertos, todo queda en la impunidad. ¡Como no lo vamos a saber los chilenos, con las matanzas obreras de nuestra Escuela Santa María, en las oficinas salitreras La Coruña, San Gregorio, Alto San Antonio, y más al sur, en Lonquimay y en Ranqui! El horror que causó en el mundo esta masacre de mujeres fue tal que los patrones debieron ceder a muchas de las demandas de las mujeres, el propio gobierno central, algunos años después, decretó el sufragio universal. Por extensión, hay que recordar que demasiado tiempo después, sólo en 1949, las mujeres chilenas conquistaron ese derecho, a través de la lucha de nuestra muy iquiqueña Elena Caffarena, Amanda Labarca, María de la Cruz y otras próceres chilenas de los derechos de la mujer. Empero, la brega por sus derechos, los de nuestras madres, esposas, amigas, hijas y hermanas, no ha terminado. La discriminación sexual y el machismo han perdido bastante terreno, como asimismo las posturas retrógradas ultra - conservadoras que se negaban a aceptar el divorcio, el control responsable de la maternidad, y hasta una ley de filiación. Sin embargo, han aumentado las violaciones y los femicidios, todavía hay muchas fábricas y lugares de trabajo sin salas-cunas; como promedio nacional, las mujeres trabajadoras chilenas ganan un 33% menos que los hombres; etc., etc.. En fin, falta mucho por hacer. Se trata de una lucha en la que, también, todo hombre justo y digno debe participar. La brecha ya fue abierta. La abrieron, para todo el mundo, esas mártires estadounidenses del 8 de marzo de 1908.

miércoles, 5 de marzo de 2014

VENEZUELA FRENTE AL IMPERIO

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 07/ 03/ 2014. América Latina es un subcontinente en desarrollo, y en muchas regiones, sub-desarrollado. ¿Cómo salir de ello? Primero, entendiendo las causas del sub-desarrollo, y las dos mayores de ellas son las viejas desigualdades sociales heredadas del colonialismo, y la dependencia económica de la gran potencia capitalista del norte. Esto ya lo sabían muy bien muchos economistas nuestros de los años 50, como el argentino Raúl Prebisch, que elaboró una acabada tesis sobre desarrollo basado en la independencia económica y en la integración latinoamericana; en otras palabras, el mismísimo sueño de Bolívar. En verdad, la economía estadounidense, global y complejísima, puede funcionar gracias a los leoninos sistemas de intercambio comerciales y financieros con los países más débiles, en cuyo esquema el imperio saca la mejor parte. Pero, ¿qué pasa cuando un país en vías de desarrollo, aislado de sus congéneres regionales, decide tomar otro rumbo? Vale decir, ¿si elige la independencia de la metrópoli, nacionalizando sus riquezas básicas y negándose a aceptar las reglas del juego impuestas por ella en materia de intercambio? Más todavía, si, además, ¿realiza cambios constitucionales internos que garanticen la igualdad social? Pues, entonces el imperio interviene, y su aliado es la clase dominante interna. Hasta hoy, todavía, a pesar de la mar de evidencias y confesiones explícitas del propio imperio, hay gente en Chile que sostiene que el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende no fue sino un asunto interno del país. En estos instantes, al igual que lo que sucedió en Chile en 1973, hay pruebas documentales que Estados Unidos está promoviendo la caída del gobierno constitucional de Venezuela, tal como lo hizo en Chile. La forma de acabar con un gobierno por la vía legal es muy simple. Se trata de una acusación constitucional del Parlamento con ese fin, como la que se hizo contra el gobierno de Helmut Schmidt en Alemania, en los años 80, y poco antes, con aquella que provocó la estrepitosa caída de Richard Nixon en Estados Unidos. Para cursar esa acusación, es preciso alcanzar una mayoría parlamentaria, normalmente de dos tercios. Pues bien, a diferencia de los casos Schmidt y Nixon, la ilegalidad del golpe de estado de Chile es indiscutible, puesto que la oposición de la coalición que formaron la derecha y la DC, unidas, no consiguieron esa mayoría, y eso que para conseguirla, no trepidaron en crear una atmósfera de violencia interna y de desabastecimiento de los productos básicos que llevaran masivamente al pueblo a apoyar a sus candidatos hasta obtener los dos tercios de los votos del país en las elecciones parlamentarias de marzo de 1973. No lo consiguieron en Chile, y tampoco lo han conseguido en Venezuela. El penúltimo recurso, ilegal por cierto, es usar a las Fuerzas Armadas. Lo consiguieron en Chile, pero NO en Venezuela. Luego, sólo falta el último: la intervención militar imperial. Muchos países de América Latina ya han sufrido esa experiencia, y el ex - candidato presidencial republicano, John Mc Cain, ya la está promoviendo. Dijo hace unos días, “hay que estar preparados con una fuerza militar para entrar en Venezuela y garantizar el flujo petrolero hacia Estados Unidos, velando por nuestros intereses globales.” ¿Qué tal?