miércoles, 13 de agosto de 2014

¿ERA NECESARIO EL HOLOCAUSTO ATÓMICO?

HAROLDO QUINTEROS. 15 / 08 / 2014. Mes de agosto, mes de recogimiento. La Humanidad recuerda este mes el holocausto atómico. Toda la propaganda en favor de su justificación ha sido inútil, pues ya no cabe duda que era evitable, además de innecesario. Cuando terminaba la II Guerra Mundial, en agosto de 1945, cientos de ciudades ya habían sido arrasadas en Europa y Asia, y unos 40 millones de seres humanos habían perdido la vida. Sin embargo, la destrucción de Hiroshima y Nagasaki es más que eso. Se trata de la decisión de usar la fuerza más brutal –“diabólica,” como la llamó el propio Oppenheimer - descubierta por el hombre, con el fin de matar a sus semejantes, el átomo. En verdad, no hay explicación posible para el crimen más horrendo que jamás se haya cometido de una sola vez en toda la historia, excepto la inescrupulosidad política. Vamos a los hechos: El equipo de científicos que fabricó la bomba atómica estaba casi enteramente compuesto por judíos, dirigidos por Julius Robert Oppenheimer. Como éste lo declaró años antes y poco después de su fabricación, su fin era lanzarla sobre Alemania, jamás sobre un lugar poblado, y sólo para detener el exterminio nazi del pueblo judío. Por lo tanto, vencidos los alemanes por los rusos en mayo de 1945 y salvados los judíos que sobrevivieron, ese objetivo era nulo. ¿Por qué, entonces, se lanzó la bomba en Japón tres meses después? El Presidente de EEUU Harry Truman adujo que las bombas se lanzaron para “evitar la pérdida de más vidas estadounidenses” (sólo de soldados, obviamente). Nada más falso. En la irracionalidad de toda guerra, los cálculos de bajas militares ya estaban hechos. Japón ya estaba prácticamente derrotado, y resistía sólo en Manchuria (al norte de China), en pos de una rendición pactada, no total. Si bien el mayor esfuerzo de guerra contra Japón lo realizó EEUU, su aliada, la ex-Unión Soviética (URSS), lo hizo contra Alemania. Entonces, "el trato de caballeros," aunque no enteramente escrito entre rusos y anglo-estadounidenses en Yalta (febrero de 1943, cuando ya se sabía que el Eje sería vencido), era repartirse Alemania, lo que se hizo en mayo de 1945. La repartición de Japón vendría después, si los rusos, de acuerdo al artículo Nº 8 del tratado de Yalta, después de vencer a los alemanes, partían al Este en apoyo de EEUU contra los nipones. La URSS cumplió su parte. Aceptó la división de Alemania, y exactamente tres meses después, invadió Manchuria, iniciando negociaciones con los japoneses para su rendición. Sin embargo, EEUU había decidido impedir la partición de Japón, y para esto, los nipones debían rendirse sólo a ellos. Los rusos no podrían hacer nada, porque “el matón del barrio” era en ese momento el único posesor del arma atómica. Pues bien, el 6 de agosto EE UU la lanzó sobre Hiroshima. De acuerdo al propio Tratado de Yalta, evidentemente eso fue innecesario, porque los rusos estaban a horas de acabar con el último enclave japonés, para luego proceder a la partición de Japón. Después del bombardeo atómico de Hiroshima, ocurrió, sin embargo, un hecho que EE UU no esperaba: Japón no se le rindió inmediatamente, probablemente en espera del obvio acuerdo ruso-estadounidense sobre su destino. Trágica fue esa vacilación. 72 horas después de Hiroshima, cuando los rusos ya habían liquidado el último bastión japonés, una segunda bomba atómica fue lanzada. Cayó sobre Nagasaki, otra gran ciudad. Japón, entonces, se rindió a EEUU. Japón era el único país desarrollado de Asia, y su proyección política y económica en Oriente lo hacía una presa tan o más suculenta que Alemania. Para EE UU, con apenas dos bombazos atómicos sería suya. Y así fue. Japón fue ocupado sólo por EEUU, territorio del cual los rusos, como con Alemania, sólo reclamarían una tercera parte. Esa es la verdad histórica.

martes, 5 de agosto de 2014

LO QUE FALTA DECIR SOBRE GAZA.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 08/08 / 2014. Israel se ha propuesto, definitivamente, ser el único dueño y regente de la región conocida históricamente como Palestina. La crisis, entonces, es explicable: los palestinos, que han vivido allí por siglos, dando origen a una cultura y un modus vivendi propio en ese territorio, no podían aceptar ser colonizados ni expulsados de su tierra. Los judíos, en cambio, vivieron su diáspora de ocho siglos en Occidente, y, queriéndolo o no, se transformaron en ciudadanos y parte de ese mundo. Esto, sumado a la doctrina religioso-política que profesan en su mayoría, el sionismo, da cuenta de por qué los judíos no llegaron a Palestina con la intención de convivir ni menos mezclarse con los palestinos (cual fue el mandato de la ONU cuando ésta creó Israel en 1948), sino ampliar la influencia política y económica de las naciones desarrolladas de Occidente, desde donde llegaron en su mayoría. De manera que el afán israelí de conquista de toda Palestina responde mucho más que a razones espirituales. Todo el Medio Oriente, incluida Palestina, es rico en petróleo, riqueza demasiado apetecible para ser ignorada por Occidente, e, Israel, objetivamente, es su avanzada en la región, lo que explica por qué ha contado siempre con su apoyo económico y militar, especialmente de Estados Unidos. No es para menos: a 30 kilómetros de la costa de Gaza, a unos 600 metros bajo el nivel del mar, hay un inmenso yacimiento de gas natural con un depósito de 30 mil millones de metros cúbicos y, además, según un mapa elaborado por el Servicio Geológico de Estados Unidos (agencia del gobierno estadounidense), en Gaza y Cisjordania (es decir, en pleno territorio palestino) hay abundante petróleo. En 1999, el Estado Palestino, reconocido por la ONU, reclamó su derecho a la explotación de esta riqueza, pero Inglaterra ya había firmado un acuerdo con Israel que otorgaba a los palestinos, sin que se les consultara, sólo la cuarta parte de ella, lo que, obviamente, implicaba la ocupación israelí de ese territorio; es decir, guerra. De ahí que en 2007, el ministro de Defensa israelí, Moshe Yaalon, exclamaba: "el gas no puede ser extraído sin una operación militar que erradique el control de Hamas en Gaza.” Pues bien, Hamas, es un partido popular armado que gobierna Palestina luego de ser democráticamente elegido en comicios libres e informados, con observadores extranjeros y todo. La amenaza de Yaalon iba en serio. En 2008, Israel lanzó su operación “Plomo Fundido" por la conquista de Gaza y de su petróleo, incursión militar que fracasó por completo. En enero de este año 2O14, el presidente palestino Abbas se reunió con su homólogo ruso Putin, para discutir un acuerdo histórico: Gazprom de Rusia iniciaría la exploración y explotación del gas de Gaza y del yacimiento de petróleo ubicado cerca de la ciudad palestina de Ramallah, en Cisjordania, y para que otra empresa rusa, Techno Promexport, construya allí una planta termoeléctrica de 200 MW. Ésta, y no otra, es la razón clave por la que Israel se acaba de lanzar desesperadamente a la conquista de Gaza y Cisjordania. Necesitaban un pretexto, y entonces, curiosamente, sólo unos días después del anuncio del acuerdo ruso-palestino, suscrito el 30 de junio pasado, tres jóvenes israelíes son secuestrados y asesinados, crimen cuya autoría niegan totalmente los palestinos. Lo que Israel y sus indisimulados aliados occidentales no esperaban ha sido la irreductible resistencia palestina, lo que ha transformado ese ataque en una barbarie, en una atroz guerra de exterminio de la población palestina. En resumen, esta guerra es mucho más que la “recuperación” para los judíos de territorios bíblicos. Para Texaco, Esso, Shell, Gulf, y, obviamente, sus principales referentes políticos: Obama, Cameron, Merkel y Hollande, no son más que pozos petroleros y de gas, hoy en disputa con Rusia, y por esta razón no hacen nada serio por detener el genocidio.