miércoles, 28 de enero de 2015

PENTA Y LAS CAMPAÑAS ELECTORALES.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 30 / 1 / 2015. Es imposible creer en la cabal legitimidad de nuestro sistema electoral, puesto que sigue sin corregirse en dos aspectos claves: el recuento de los votos en favor de quien realmente gana, y la materialización de las campañas electorales, la única vía posible que tiene la ciudadanía de conocer bien a todos los candidatos y sus programas. Sobre lo primero, no es verdad que el engañoso sistema binominal de elecciones se haya eliminado por uno proporcional. El binominalismo sigue parado, aunque lo esté sólo en una pata. No ha sido sustituido por el sistema proporcional, el que existe y rige en todas las democracias del mundo; sólo ha sido atenuado, con una medida que, al fin de cuentas, no es más que un costoso aumento del número de parlamentarios. Este segundo tema, el que nos ocupa hoy, ha sido traído al tapete por el bullado caso PENTA. El “Grupo PENTA” es un conjunto de empresas que se han unido en un “holding” o “trust,” mecanismo que evita entre ellas las reyertas por ganar mercados y los juegos sucios en la competencia (ah, si los trabajadores defendieran así sus intereses otro gallo cantaría en Chile). Pues bien, ha quedado al descubierto que ese holding, que controla buena parte de los seguros, la salud, las inmobiliarias e, incluso, la Educación en Chile, y que según estimaciones bajas maneja activos por la friolera de 30.000 millones de dólares, ha financiado siempre las campañas electorales de la derecha chilena, que en un sistema de empates como es el binominalismo, por años le ha servido admirablemente en el resguardo de sus intereses. Esto explica por qué las leyes en Chile por décadas han favorecido ostensiblemente más a las grandes empresas que a los trabajadores, no se las ha castigado debidamente cuando han infringido leyes laborales o tributarias, ni cuando se han coludido, o cuando se enriquecían con la educación. Y ni hablar de sus oscuras maniobras en el plano tributario, las pensiones y la Salud, que nunca llegan a investigarse a fondo. El escándalo no salió a la luz por sus características propias (el financiamiento secreto de campañas electorales), porque las leyes chilenas en materia de elecciones permiten “las donaciones anónimas” a los candidatos… Imagínense PENTA, Luksic o Angelini financiando candidaturas que propongan terminar con las AFP, las Isapres o aboguen por un sistema tributario similar al de cualquier país civilizado del mundo. No, los chilenos nos hemos enterado del financiamiento de las campañas electorales de la derecha nacional, particularmente de la UDI, sólo porque se descubrió un descomunal fraude tributario al fisco en favor de PENTA, a través de falsas exenciones de impuestos, más la emisión de boletas y facturas falsas. El caso ha salpicado también a otros personajes que no son miembros de la UDI, como el ex candidato presidencial y líder de “Fuerza Pública”, Andrés Velasco, y nada menos que el actual Ministro de Obras Públicas y militante DC Alberto Undurraga. Mientras las investigaciones en el caso PENTA siguen en desarrollo, digamos por ahora:¡basta ya! Las campañas electorales no deben ser financiadas por nadie, salvo por el Estado, de manera sobria, austera e igualitaria para todos los candidatos, lo que debe consignarse de manera inequívoca en la Ley. Si efectivamente queremos un Chile democrático, así debe ser. Además, no puede ser más inmoral que en un país donde 4 millones de sus habitantes se debaten en la más extrema pobreza, donde miles de jóvenes no pueden estudiar por falta de dinero, y donde aún faltan tantos hospitales, viviendas dignas y escuelas, se dilapiden miles de millones en campañas electorales que más tienen de circo y farándula que educación e información política. ¿Seguiremos así eternamente?