viernes, 16 de mayo de 2014

LAS FF AA Y EL DESAFUERO DE ROSAURO MARTÍNEZ.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 16 / 05 / 2014. La herida que se abrió en 1973 no cerrará nunca, a menos que ocurra un hecho que todavía espera la mayor parte de la nación: que los altos mandos de las Fuerzas Armadas de Chile asuman por fin la verdad histórica que desde 1973 hasta 1990 fueron un partido político armado hasta los dientes, que tomó por asalto el gobierno del país (digo “altos mandos”, porque , por supuesto, sólo los oficiales mayores deciden todo en ellas). El día que reconozcan ese rol anti-constitucional que jugaron contra el aparato del Estado y la mitad de la ciudadanía, podríamos tener esperanzas de reconocer en las FFAA al pueblo de Chile. Evidentemente, en los 17 años de dictadura las FFAA sostuvieron el acotado programa político exclusivo de un solo sector de la sociedad chilena, la derecha. Más aun, ellas y la derecha nacional, en calidad de aliados de guerra, hicieron una revolución en beneficio político exclusivo de ésta, bajo un clima de opresión rara vez visto en el mundo. Por cierto, es imposible creer que hoy los altos mandos de las FF AA no sepan que ese esquema revolucionario sigue vigente en la forma de una constitución política redactada unilateralmente por los más irreductibles ideólogos de la derecha. Vamos al caso del desaforado diputado Rosauro Martínez: En 1978, Martínez era oficial de la DINA (el aparato militar secreto definido por la Corte Suprema como una “asociación terrorista”), y comandó una operación militar que terminó, por orden suya, con el asesinato de tres militantes del Movimiento de Izquierda revolucionaria (MIR), perpetrado en condiciones de la mayor brutalidad y saña. Ni siquiera me refiero al asunto desde la perspectiva política. Evidentemente, el MIR había asumido una postura de resistencia armada a la sangrienta dictadura de Pinochet, pero el tema de fondo aquí es el delito de lesa humanidad cometido. Estos tres miristas, que no eran militares profesionales, fueron asesinados desarmados y en calidad de prisioneros capturados. Lo que las personas que tengan un mínimo de objetividad para mirar los hechos, y con ellas toda la comunidad internacional, nunca perdonarán a la dictadura cívico-militar encabezada por Pinochet, es que su “proclamada “guerra no fue más que una gigantesca operación de exterminio, en cuyos marcos se mató a miles de militantes de la izquierda nacional, todos civiles, y siempre en condiciones de prisioneros capturados, lo que explícitamente constituye un crimen de guerra y de lesa humanidad, según la infinidad de tratados internacionales que Chile siempre ha signado. En fin, más allá del desafuero de Martínez, en lo básico, este caso vuelve a poner a las FFAA en la disyuntiva de volver a jugar o no su antiguo rol de neutralidad política. Las dudas sobran… Para empezar. ¿Por qué los militares en retiro que quieren hacer política, como Martínez y decenas más, ingresan siempre sólo a los partidos de derecha? ¿No será porque han sido formados ideológicamente así? La neutralidad política de las FFAA sigue siendo el único garante de una democracia firme y de libertad para todos.

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