miércoles, 17 de septiembre de 2014

DIA DE LAS GLORIAS DEL EJERCITO

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 19 / 09/2014. Hoy es el día que por decreto presidencial de 1915 se conmemoran “Las Glorias del Ejército.” Su sentido literal era recordar a los soldados que han dado sus vidas por Chile, hayan sido vencedores o vencidos. Eso significa que este día es un día de todos los chilenos, puesto que esos soldados no sólo han sido oficiales y soldados profesionales, sino, sobre todo, los ancestros de todo el pueblo de Chile, los obreros, campesinos, maestros de escuela, pescadores y herreros que vistieron el uniforme de soldado para combatir y morir en las guerras que nuestra nación sostuvo en el pasado. Las FF AA, a partir de su pivote inicial, el Ejército, fueron creadas por los Padres de la Patria con el objetivo de dirigir a todo el pueblo contra el enemigo externo, aun al costo de la propia vida, como fue en Yungay, en Iquique o en Tarapacá, y antes, por supuesto, con nuestros mapuches, en Tucapel, Marihueñu o el Mataquito. Justo hoy, en este día del Ejército, conviene hacer algunas precisiones en torno a su historia. Por ejemplo, ante la conspiración y el alzamiento fraguados en Londres contra el Presidente José Manuel Balmaceda en 1891, que terminó con el despojo al Estado de Chile de sus posesiones salitreras, el Ejército se mantuvo mayoritaria y oficialmente al lado del Presidente constitucional. Los futuros capitalistas chilenos del salitre, que controlaban el Congreso, con el abierto apoyo financiero del imperio inglés y la asesoría militar alemana, se ganaron a la Armada, y derrotaron al Ejército en Placilla y Concón. Ese ejército, leal a la Constitución, fue obligado a rendir sus armas y estandartes al enemigo. Luego de esa humillación, sus mejores oficiales fueron fusilados por los conspiradores, dirigidos personalmente por Emil Koerner, el militar prusiano contratado por los conspiradores para dirigir las acciones militares contra el gobierno constitucional, defendido hasta el final por el Ejército. El “estado de guerra” decretado por la dictadura de Pinochet en septiembre de 1973, fue, es y sigue siendo una vergüenza que alguna vez el Ejército deberá reconocer como tal. Fue, simplemente, la ilegal y anticonstitucional asunción de una muy determinada opción política de la oficialidad de las FF AA, que terminó en la peor masacre de civiles que conoce nuestra historia, con desaparecidos, cientos de miles de exiliados, torturados, mujeres violadas y niños asesinados. Así como en 1891, los verdaderos héroes soldados fueron aquellos que se negaron a participar en esa conspiración, como Bachelet, Prats, o el joven conscripto Michel Nash, asesinado en Pisagua por negarse a disparar contra civiles. Fueron muchos los engaños en esos “tiempos de guerra.” La dictadura, que tanto recurrió a la figura de Portales como el civil disciplinado y amigo del Ejército, ocultó el hecho que este personaje siempre desconfió y hasta temió al Ejército. Por ejemplo, entonces el Ejército solicitaba al gobierno en que descollaba Portales atender la súplica del Primer Padre de la Patria, don Berrnardo O’Higgins, de volver a Chile. Portales no autorizó nunca la vuelta del “huacho maldito,” como lo llamaba, y hasta quiso hacer fusilar al gran amigo de O’Higgins, Ramón Freire. Para contrarrestar el poder del Ejército, Portales organizó, financió y armó a las “Guardias Cívicas,” bandas de mercenarios cuyo fin era oponerlas al poder bélico y político del Ejército regular. Los tiempos han pasado, pero sus muchas verdades deben esclarecerse y nunca olvidarse, sobre todo hoy 19 de septiembre.

jueves, 4 de septiembre de 2014

4 DE SEPTIEMBRE, DÍA DE NUESTRA INDEPENDENCIA.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 05 / 09 / 2014. Quienes aún recuerden lo que era nuestro país antes del golpe de estado de 1973 recordarán que las elecciones del Presidente de la República se realizaban cada sexenio en un 4 de septiembre. La razón era preservar en la memoria colectiva nacional un día crucial en nuestra historia. Ayer 4 de septiembre, Chile debió celebrar el 203º aniversario de nuestra independencia y la fundación de Chile como república. En 1811, el primer Padre de la Patria, don José Miguel Carrera, proclamó nuestra independencia del coloniaje español, ordenando ese mismo día la elaboración de los primeros símbolos patrios, una bandera y un escudo nacionales. Pidió a su hermana Javiera coser las tres franjas azul, blanca y amarilla que formaron la bandera, lo que ella hizo con sus propias manos, y luego encargó a un artista criollo santiaguino pintar el primer escudo, diseñado por el propio Libertador. En él, descollaban las figuras de dos representantes de la etnia mapuche, entonces admirada en todo el mundo por su invicta resistencia al invasor español. Carrera promulgó también nuestra primera constitución política, que consagraba el fin de la esclavitud, haciendo de Chile el segundo país del mundo sin esclavos, sólo después de Dinamarca. Proclamó también el derecho a la salud y la Educación por igual para hombres y mujeres, y encargó al cura Camilo Henríquez –el Padre del periodismo chileno- la publicación del primer periódico nacional, “La Aurora de Chile,” que proclamó ante el mundo el nacimiento de Chile como una nación libre y soberana. Un año antes, el 18 de septiembre de 1810, se habían reunido en Santiago en un cabildo un grupo de criollos, divididos entonces en dos grupos: los partidarios de la monarquía española y la continuidad del coloniaje, y los independentistas. El acta que se firmó luego de finalizado el cabildo, refleja sólo el pensamiento de aquéllos, y por cierto, no puede ser más vergonzosa. En breve, señala que la colonia, a raíz de la victoriosa invasión napoleónica a España y la captura del rey-emperador sería administrada por sus “fieles súbditos” chilenos. A muchos académicos extranjeros que he conocido sorprende que la independencia de Chile, a diferencia de todos los demás países latinoamericanos, se celebre un día en que se declaró que el territorio chileno sería gobernado en nombre del rey y de acuerdo a las leyes dictadas por él para la colonia. Piensen bien, ¡por el rey de España!, el máximo representante del pillaje imperial, la Inquisición, la opresión, la dependencia y la esclavitud. El 4 de septiembre de 1811, José Miguel Carrera barrió por las armas con esa ignominia, y declaró nuestra independencia. España recuperó la colonia 3 años después, pero la perdió para siempre en 1818; por lo tanto, ese breve período, llamado Reconquista, fue sólo transitorio. Chile ya había sido políticamente libre en 1811, como lo es hasta hoy. El 18 de septiembre, como día de la “independencia” nacional, es un error, y sólo reflejo de un pacto forzado a los patriotas independentistas por la caterva de conservadores que por lo menos hasta 1830 aún soñaban con la vuelta de su “amado rey.” Inexplicablemente se nos lo impuso para siempre.