martes, 5 de agosto de 2014

LO QUE FALTA DECIR SOBRE GAZA.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 08/08 / 2014. Israel se ha propuesto, definitivamente, ser el único dueño y regente de la región conocida históricamente como Palestina. La crisis, entonces, es explicable: los palestinos, que han vivido allí por siglos, dando origen a una cultura y un modus vivendi propio en ese territorio, no podían aceptar ser colonizados ni expulsados de su tierra. Los judíos, en cambio, vivieron su diáspora de ocho siglos en Occidente, y, queriéndolo o no, se transformaron en ciudadanos y parte de ese mundo. Esto, sumado a la doctrina religioso-política que profesan en su mayoría, el sionismo, da cuenta de por qué los judíos no llegaron a Palestina con la intención de convivir ni menos mezclarse con los palestinos (cual fue el mandato de la ONU cuando ésta creó Israel en 1948), sino ampliar la influencia política y económica de las naciones desarrolladas de Occidente, desde donde llegaron en su mayoría. De manera que el afán israelí de conquista de toda Palestina responde mucho más que a razones espirituales. Todo el Medio Oriente, incluida Palestina, es rico en petróleo, riqueza demasiado apetecible para ser ignorada por Occidente, e, Israel, objetivamente, es su avanzada en la región, lo que explica por qué ha contado siempre con su apoyo económico y militar, especialmente de Estados Unidos. No es para menos: a 30 kilómetros de la costa de Gaza, a unos 600 metros bajo el nivel del mar, hay un inmenso yacimiento de gas natural con un depósito de 30 mil millones de metros cúbicos y, además, según un mapa elaborado por el Servicio Geológico de Estados Unidos (agencia del gobierno estadounidense), en Gaza y Cisjordania (es decir, en pleno territorio palestino) hay abundante petróleo. En 1999, el Estado Palestino, reconocido por la ONU, reclamó su derecho a la explotación de esta riqueza, pero Inglaterra ya había firmado un acuerdo con Israel que otorgaba a los palestinos, sin que se les consultara, sólo la cuarta parte de ella, lo que, obviamente, implicaba la ocupación israelí de ese territorio; es decir, guerra. De ahí que en 2007, el ministro de Defensa israelí, Moshe Yaalon, exclamaba: "el gas no puede ser extraído sin una operación militar que erradique el control de Hamas en Gaza.” Pues bien, Hamas, es un partido popular armado que gobierna Palestina luego de ser democráticamente elegido en comicios libres e informados, con observadores extranjeros y todo. La amenaza de Yaalon iba en serio. En 2008, Israel lanzó su operación “Plomo Fundido" por la conquista de Gaza y de su petróleo, incursión militar que fracasó por completo. En enero de este año 2O14, el presidente palestino Abbas se reunió con su homólogo ruso Putin, para discutir un acuerdo histórico: Gazprom de Rusia iniciaría la exploración y explotación del gas de Gaza y del yacimiento de petróleo ubicado cerca de la ciudad palestina de Ramallah, en Cisjordania, y para que otra empresa rusa, Techno Promexport, construya allí una planta termoeléctrica de 200 MW. Ésta, y no otra, es la razón clave por la que Israel se acaba de lanzar desesperadamente a la conquista de Gaza y Cisjordania. Necesitaban un pretexto, y entonces, curiosamente, sólo unos días después del anuncio del acuerdo ruso-palestino, suscrito el 30 de junio pasado, tres jóvenes israelíes son secuestrados y asesinados, crimen cuya autoría niegan totalmente los palestinos. Lo que Israel y sus indisimulados aliados occidentales no esperaban ha sido la irreductible resistencia palestina, lo que ha transformado ese ataque en una barbarie, en una atroz guerra de exterminio de la población palestina. En resumen, esta guerra es mucho más que la “recuperación” para los judíos de territorios bíblicos. Para Texaco, Esso, Shell, Gulf, y, obviamente, sus principales referentes políticos: Obama, Cameron, Merkel y Hollande, no son más que pozos petroleros y de gas, hoy en disputa con Rusia, y por esta razón no hacen nada serio por detener el genocidio.

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