jueves, 4 de septiembre de 2014

4 DE SEPTIEMBRE, DÍA DE NUESTRA INDEPENDENCIA.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 05 / 09 / 2014. Quienes aún recuerden lo que era nuestro país antes del golpe de estado de 1973 recordarán que las elecciones del Presidente de la República se realizaban cada sexenio en un 4 de septiembre. La razón era preservar en la memoria colectiva nacional un día crucial en nuestra historia. Ayer 4 de septiembre, Chile debió celebrar el 203º aniversario de nuestra independencia y la fundación de Chile como república. En 1811, el primer Padre de la Patria, don José Miguel Carrera, proclamó nuestra independencia del coloniaje español, ordenando ese mismo día la elaboración de los primeros símbolos patrios, una bandera y un escudo nacionales. Pidió a su hermana Javiera coser las tres franjas azul, blanca y amarilla que formaron la bandera, lo que ella hizo con sus propias manos, y luego encargó a un artista criollo santiaguino pintar el primer escudo, diseñado por el propio Libertador. En él, descollaban las figuras de dos representantes de la etnia mapuche, entonces admirada en todo el mundo por su invicta resistencia al invasor español. Carrera promulgó también nuestra primera constitución política, que consagraba el fin de la esclavitud, haciendo de Chile el segundo país del mundo sin esclavos, sólo después de Dinamarca. Proclamó también el derecho a la salud y la Educación por igual para hombres y mujeres, y encargó al cura Camilo Henríquez –el Padre del periodismo chileno- la publicación del primer periódico nacional, “La Aurora de Chile,” que proclamó ante el mundo el nacimiento de Chile como una nación libre y soberana. Un año antes, el 18 de septiembre de 1810, se habían reunido en Santiago en un cabildo un grupo de criollos, divididos entonces en dos grupos: los partidarios de la monarquía española y la continuidad del coloniaje, y los independentistas. El acta que se firmó luego de finalizado el cabildo, refleja sólo el pensamiento de aquéllos, y por cierto, no puede ser más vergonzosa. En breve, señala que la colonia, a raíz de la victoriosa invasión napoleónica a España y la captura del rey-emperador sería administrada por sus “fieles súbditos” chilenos. A muchos académicos extranjeros que he conocido sorprende que la independencia de Chile, a diferencia de todos los demás países latinoamericanos, se celebre un día en que se declaró que el territorio chileno sería gobernado en nombre del rey y de acuerdo a las leyes dictadas por él para la colonia. Piensen bien, ¡por el rey de España!, el máximo representante del pillaje imperial, la Inquisición, la opresión, la dependencia y la esclavitud. El 4 de septiembre de 1811, José Miguel Carrera barrió por las armas con esa ignominia, y declaró nuestra independencia. España recuperó la colonia 3 años después, pero la perdió para siempre en 1818; por lo tanto, ese breve período, llamado Reconquista, fue sólo transitorio. Chile ya había sido políticamente libre en 1811, como lo es hasta hoy. El 18 de septiembre, como día de la “independencia” nacional, es un error, y sólo reflejo de un pacto forzado a los patriotas independentistas por la caterva de conservadores que por lo menos hasta 1830 aún soñaban con la vuelta de su “amado rey.” Inexplicablemente se nos lo impuso para siempre.

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