jueves, 6 de agosto de 2015

¿ERA NECESARIO EL HOLOCAUSTO ATÓMICO?

HAROLDO QUINTEROS. 06 / 08 / 2015. La Humanidad entera recuerda hoy 6 de agosto el holocausto atómico de Hiroshima, que siempre se recordará como la atrocidad más espantosa cometida por el hombre. Este acto, fue tan inútil como evitable, como lo prueban los hechos históricos. Cuando terminaba la II Guerra Mundial, en agosto de 1945, cientos de ciudades ya habían sido arrasadas en Europa y Asia, y 40 millones de seres humanos habían perdido la vida. La destrucción de Hiroshima y Nagasaki vino a hacer más brutal esa tragedia. Era el uso de una fuerza monstruosa, la más destructiva concebida por el hombre con el fin de matar a sus semejantes. No al desalojo del Pueblo MAPUCHE en ARGENTINA verdad, no hay explicación racional posible para este horrendo crimen, excepto la ambición y la inescrupulosidad política. Veamos: El equipo de científicos que fabricó la bomba atómica estaba casi enteramente compuesto por judíos, y como dijo expresamente su jefe, Julius Robert Oppenheimer, su fin único era lanzarla sobre Alemania sobre un lugar inhabitado, de modo de disuadir a los nazis de continuar con el exterminio total de los judíos. Vencidos los alemanes por los ejércitos de la ex-Unión Soviética, la URSS, (hoy, Rusia) en mayo de 1945, y salvados los judíos que sobrevivieron, el objetivo inicial de la bomba era nulo. En todo caso, la bomba aún no terminaba de construirse, lo que ocurrió a fines de julio de 1945. ¿Por qué, entonces, EE UU, cuando la tuvo, la lanzó sobre dos inmensas ciudades de Japón? El Presidente Harry Truman adujo que se lanzaron para “evitar la pérdida de más vidas estadounidenses” (sólo de soldados, obviamente). Nada más falso. En la inhumana irracionalidad de toda guerra, los cálculos de bajas militares ya estaban hechos, y en julio de 1945, Japón ya había sido derrotado por los norteamericanos. Ya no tenía marina ni aviación, y resistía sólo en Manchuria (al norte de China), tratando todavía de conseguir una rendición pactada, no total, tanto ante rusos como norteamericanos. Si bien el mayor esfuerzo de guerra contra Japón lo realizó EEUU, su aliada, la Unión Soviética, lo hizo contra Alemania. "El trato entre caballeros," recabado en Yalta (febrero de 1943) fue repartirse Alemania y Japón, luego que se los derrotara, como efectivamente ocurrió. La victoria rusa sobre Alemania se había producido el 2 de mayo de 1945, tres meses antes del bombardeo atómico de Hiroshima. La división de Japón entre EEUU y Rusia, tenía que producirse sólo si los rusos, de acuerdo al artículo Nº 8 del tratado de Yalta, después de vencer a los alemanes, acudieran al Este en apoyo de EEUU contra los nipones. Los rusos cumplieron rigurosamente su mparte en el compromiso. Derrotaron a Alemania, y luego invadieron Manchuria, acabando con la última resistencia japonesa, al iniciarse agosto de 1945. Obviamente, fueron quienes iniciaron las primeras negociaciones formales para la rendición de Japón, esperando sólo reunirse en Manchuria con los norteamericanos, para liquidar el asunto. Sin embargo, el general norteamericano Douglas Mac Arthur, jefe supremo de las fuerzas de EEUU en Asia, no llegó a Manchuria. Había ocurrido que ya desde hacía mucho tiempo, EEUU había decidido no cumplir con el Tratado de Yalta con respecto a Japón, y el 6 de agosto, lanzó sobre Hiroshima una bomba atómica, con el fin de obtener de los nipones su rendición unilateral, sólo ante ellos. Esto, repito, aunque los rusos habían cumplido con el Tratado de Yalta en sus dos partes fundamentales: la partición de Alemania y la invasión de Manchuria contra los japoneses. La URSS llegó, incluso, a ocupar Japón por el norte (hasta hoy Rusia ocupa territorios insulares que eran japoneses). Después del bombardeo atómico de Hiroshima, ocurrió, sin embargo, un hecho que EE UU no esperaba: Japón no se le rindió inmediatamente, en espera del cumplimiento del Tratado de Yalta; es decir, con el fin de conseguir una rendición lo más honorable posible, que contendría, por ejemplo, la devolución de las Islas Kuriles, ocupadas por los rusos. Trágica fue esa vacilación. Después de Hiroshima, EE UU, lanzó una segunda bomba atómica; esta vez sobre Nagasaki, otra gran ciudad, y Japón, obviamente, se rindió ante los norteamericanos. Rusia, desde luego, no podía hacer nada. EE UU, el "matón del barrio," era el único posesor del arma nuclear, y, por cierto, podía imponer su voluntad. Por años, Oppenheimer protestó públicamente por el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki, y, acusado de “comunista,” poco después de terminada la guerra, fue la víctima más ilustre de las persecuciones del “macartyismo.” EEUU había conquistado un suculento botín, el único país desarrollado de Asia, y la mejor base imaginable para expandir su poderío económico al oriente del mundo. Esa es la verdad histórica, y, además, la razón del holocausto atómico

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