miércoles, 6 de noviembre de 2013

LA DEUDA HISTÓRICA AL MAGISTERIO.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. DIARIO EL LONGINO. 8-11-2013. ¿Recuerdan ustedes la “deuda histórica al Magisterio”? Por cierto, es una deuda del Estado a muchos maestros chilenos, casi todos ya jubilados, y es histórica porque hace 32 años que no se paga. Gran parte del país ya la ha olvidado y muchos de sus beneficiarios fueron maestros que, lamentablemente para ellos y sus familias, ya han muerto. Este atropello legal, que sólo podía cometerse bajo la égida de una dictadura, es una de las mayores injusticias en materia laboral de nuestra historia que hoy ha vuelto a estar en la discusión nacional, tras una reciente resolución de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en favor de los maestros. Recordemos cómo fueron las cosas. La deuda tiene su primera expresión el 31 de Diciembre de 1973, con el DL 249 de la dictadura. En virtud de este decreto, se ubicó al Magisterio, desde el 1º de Enero de 1974, en la entonces “Escala Única de Sueldos de la Administración Pública,” que tenía 31 grados, ubicándose nuestros educadores en humillantes últimos lugares. Por ejemplo: al profesor básico de aula se lo ubicó en el Grado 28 y al secundario en el Grado 26. El DL 249 aumentó los sueldos de aquella escala a todos los empleados públicos, pero los profesores recibieron solamente alrededor de la mitad de ese aumento. Este solo hecho daba cuenta nítida del desprecio de la dictadura hacia la Pedagogía, los maestros y la Educación. Recuérdese que la Educación dejaba de ser atención preferente del Estado; las universidades empezaban a ser pagadas; el más de un centenar de los institutos profesionales del Estado, que eran gratuitos, se empezaban a vender a precio de huevo a privados, y más tarde a las carreras pedagógicas se les quitaba el rango de carreras universitarias, barbaridad que tuvo un singular efecto en Iquique, cuando la UNAP, que tenía una oferta de muchas carreras de pedagogía, fue despojada de su calidad de universidad y transformada en instituto profesional. 20.000 maestros fueron exonerados de sus trabajos arbitrariamente, tarea que los alcaldes delegados de la dictadura ejecutaron brillantemente; se cerraron los pensionados para estudiantes en las universidades estatales, etc., etc.; todo ello, por supuesto, al amparo de la peor represión que se recuerde en Chile, bajo la cual, entre miles de chilenos, fueron asesinados muchos profesores. En razón del enorme deterioro del poder adquisitivo causado por las políticas neoliberales de contracción en materia salarial, en octubre de 1980, se dicta el DL 3551, o Ley de Reparación Económica para todo el sector público, con aumentos desde 20% para los grados inferiores recién ingresados a la Administración Pública, y hasta un 95% para los grados mayores. Pues bien, para el Magisterio, estos aumentos no se hicieron efectivos, porque a contar del mes de febrero de 1981 la Educación fue municipalizada. Es decir, las municipalidades no recibieron nunca, desde entonces hasta hoy, los recursos para pagar a los maestros el DL 3551, a pesar que el DL 3.063, de fecha 13/6/80, disponía: “al administrar los establecimientos traspasados, se respetarán las relaciones laborales de los funcionarios transferidos y conservarán los derechos y condiciones vigentes, con anterioridad al traspaso.” Entonces, como se observa, el pago de esos dineros era obligatorio, de acuerdo, incluso, a las propias leyes de la dictadura. Esa la deuda histórica al Magisterio. Al paso de los años, tras muchas negociaciones, el Magisterio actuó con generosidad. La deuda real llegaba a unos 9 mil millones de dólares, y los maestros aceptaron bajarla a 1.500; es decir a sólo el 20 % del total, suma que, en definitiva, equivale a todo el monto que piden que se repare. El tiempo pasó, y todos los gobiernos que sucedieron a la dictadura, para no pagar la deuda, adujeron que ella había prescrito. De partida, aunque eso fuese cierto, no deja de ser una brutal injusticia. Sin embargo, los maestros, conocedores de las leyes internacionales en materia laboral, recurrieron a la OIT, cuyos fallos, en tanto organismo de las Naciones Unidas, deben ser respetados por los países signatarios, como es Chile. Ergo, para vergüenza del país, la solución del problema está llegando de fuera. La OIT conformó una comisión tripartita de expertos, que hace unos meses declaró que “la deuda no ha prescrito y, por lo tanto, existe,” en virtud del Convenio 35 de la OIT sobre la imprescriptibilidad de las deudas a los trabajadores. Finalmente, la OIT ha instado al Magisterio y al Estado de Chile a restablecer el diálogo para solucionar el problema. Vale decir, queridos maestros, vuestra lucha en defensa de vuestros legítimos derechos no ha sido en vano, y, en verdad, todo está indicando que, por fin, la justicia está por imponerse.

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