martes, 18 de febrero de 2014

LA CAUSA MAPUCHE

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 21 / 02 / 2014. En Iquique, la prensa escrita, visual y hablada le ha dado gran cobertura al “gallito” que todavía protagonizan los dos parlamentarios que tiene Nueva Mayoría (NM) en la región por la nominación del futuro intendente, y a la división en sus filas que tal hecho ha producido. El asunto tiene su importancia, pero mirado en perspectiva nacional, y mucho más internacional, no es más que un incidente. En Chile, los medios de comunicación de masas, por cierto, no prestan debida atención a temas que por su dramatismo realmente la merecen y el Estado tampoco fomenta su discusión y trato público, con el fin, desde luego, de resolverlos debidamente. Uno de ellos es la vieja causa mapuche, que ya es relato de la prensa mundial y de los organismos internacionales que se ocupan de los problemas de los pueblos originarios y de Derechos Humanos. En estos precisos instantes, Chile está en tela de juicio. La verdad sea dicha, hoy no existe país, salvo Chile, en que una etnia completa esté siendo tan brutalmente atropellada en sus derechos, en tanto tal. La zona en que se concentra la flor del pueblo araucano está ocupada militarmente desde hace ya varios años, sobre todo en sus regiones limítrofes, a las que los hijos de Lautaro han debido marchar luego que les fueran usurpadas sus tierras. ¡Con qué orgullo cuando niños oíamos de nuestros maestros los heroicos episodios de la guerra patria que protagonizó ese pueblo en defensa de su tierra y su libertad, guerra que como pocas en el mundo se extendió por más de tres siglos! Lo que está ocurriendo en la Araucanía no puede ser más grave. Los mapuches se han organizado con el objetivo único de recuperar lo que indiscutiblemente es suyo, y, una buena parte de sus jóvenes han resuelto re-editar la antigua guerra de Arauco. Digámoslo con claridad: un enfrentamiento armado está teniendo lugar en nuestras propias narices, entre un pueblo aplastado y el Estado de Chile. Ese pueblo es, desde el punto de vista de la Sociología y la Antropología modernas una “minoría nacional,” o una “nacionalidad subyacente,” como la llaman algunos cientistas sociales, y debe ser respetado. Es un pueblo distinto a nosotros. Amante de la libertad, nunca admitió ser absorbido por la cultura nuestra, conocida comúnmente como “occidental.” Tiene un idioma, religión y modos diarios de vida propios. Poseyó tierras que les fueron reconocidas, primero, por los patriotas de la Independencia, y luego, constitucionalmente por nuestros primeros gobernantes. Pues bien, esas tierras les fueron usurpadas. Como muchos mapuches se quedaron firmes en ellas, se los masacró o expulsó por la fuerza. Las cosas no han cambiado. En nuestros días, si resisten el despojo y el maltrato, son “terroristas.” En fin, el Estado chileno, de modo sistemático, a lo largo de los años, ha venido elaborando estrategias de guerra a las que los mapuches simplemente han empezado a responder. Una de ellas, se resume en esta noticia de prensa: “En el Tribunal de Angol, Raúl Castro Antipán reconoció haber realizado atentados incendiarios y otras acciones que la magistratura calificó como terroristas.” Pues bien, el tal Raúl Castro es un individuo experto en bombas y armas incendiarias que pertenece a la Dirección de Inteligencia Policial de Carabineros. ¿Cuántos más de estos “terroristas” no han sido sino agentes infiltrados de la policía? Es urgente dar solución al grave problema mapuche. De otro modo, la ira de ese pueblo no podrá ser contenida jamás, aunque en ello, les vaya el exterminio.

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