viernes, 7 de febrero de 2014

¿QUIÉN ELIGE (REALMENTE) A LOS FUNCIONARIOS DE GOBIERNO?

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 07 /02/ 2014. En una democracia presidencial, como oficialmente se da en definir nuestro sistema de gobierno, es el Presidente de la República quien designa a los funcionarios que se desempeñarán bajo su égida. Sin embargo, es imposible que lo haga en solitario. Ni siquiera el más autocrático de los dictadores podría hacerlo. De ahí la necesidad absoluta de la existencia de los partidos políticos, con los cuales el jefe de Estado necesariamente debe gobernar. Vale decir, en el devenir político de una democracia, le cabe gran responsabilidad a los partidos, unos en el gobierno y otros en la oposición. Esta verdad, conlleva otra de crucial importancia, cual es la calidad que deben tener los partidos políticos. Deben, ineludiblemente, si son serios, tener la capacidad de convocar y atraer a sus filas a la mayor parte posible de la ciudadanía, de asegurar a sus militantes las mejores oportunidades de participar activa y democráticamente en ellos, desde la base hasta los cargos dirigentes. En suma, las democracias funcionan bien cuando los partidos, además de masivos, son participativos, creativos y serios, y cuando sus dirigentes son personas probas y capaces que garanticen esa calidad. Evidentemente, Chile dista mucho de poseer tal tipo de partidos. De partida, en éstos la mayor parte de la militancia es inactiva; por lo tanto, quienes mandan en ellos son sus dirigentes, comandados, a su vez, por unos pocos caudillos, quienes, precisamente, son los únicos que acceden a los cargos superiores de dirección y de poder de Estado. Se desprende por lo señalado más arriba, que Michelle Bachelet no podía decidir ella sola quienes serían sus intendentes, subsecretarios ministeriales, seremis, gobernadores y demás cargos menores, de modo que debió encargar a los partidos de Nueva Mayoría (NM), i.e., la coalición de su gobierno, que propusieran los mejores nombres, tras acuerdos sobre cuotas, cuestión lógica y natural en cualquier democracia del mundo. Desde luego, eso, en gran medida, no sucedió. Entre varios casos, se nominó como Subsecretaria de Educación a la DC Claudia Peirano (por su bien renunció al cargo), quien en los hechos siempre estuvo involucrada en la defensa del actual status privatista educacional chileno, contrario al programa del nuevo gobierno. Asimismo, a Miguel Moreno como subsecretario de Bienes Nacionales, individuo que fue condenado a pagar una multa por acoso sexual en el Metro de Santiago. Este caso no puede ser más insólito, si se trata del prestigio de la Presidenta. Se recordará que ella, en marzo de 2007, en ocasión de la celebración del Día Mundial de la Mujer, prometió en un emotivo discurso la más severa persecución a los acosadores sexuales del Metro… y hoy, firma la nominación de uno de ellos. También se nominó a Mitchel Cartes como Intendente de Tarapacá, que tiene muy peliagudos sumarios pendientes. ¿Por qué fueron elegidas estas personas, y por qué esta tozudez en mantener sus candidaturas? ¿Son únicas, imprescindibles? ¿No hay más personas en NM cuya probidad y capacidad sean indiscutibles? En cuanto a Cartes, los partidos menores de NM en Iquique, oficial y públicamente han declarado que la designación fue inconsulta, y acusan al senador Rossi como quien, por su cuenta, decidió la nominación; es decir, como un dictador y, por añadidura, único responsable del desaguisado. Todo esto, además de haber puesto en dura confrontación a los dos parlamentarios de NM en Tarapacá (el diputado comunista Hugo Gutiérrez encabeza la protesta contra la designación Cartes) revela que NM ha partido ostensiblemente desunida en la región, ajena a criterios transparentes y colectivos en lo referido al trabajo y las decisiones a tomar en tanto coalición política.

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