martes, 18 de marzo de 2014

“DESPROLIJIDADES” QUE MATAN.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 21 /03/ 2014. Muchos pensaban que los pocos casos de errores en las designaciones de funcionarios del nuevo gobierno ya habían acabado. Eran cuatro, nada más. Finalmente, tres de ellos se corrigieron con la renuncia de los involucrados, y sólo fue confirmado en su cargo el intendente de Tarapacá Mitchel Cartes, cuya permanencia en el cargo era severamente recusada por el diputado Gutiérrez, con arreglo a ciertos sumarios en que Cartes estaría involucrado. El problema de estas nominaciones, como se pretendió hacer creer a la ciudadanía, se reducía nada más que a una anécdota, a unas cuantas “desprolijidades” – como lasllamó eufemísticamente el presidente del Partido Socialista Osvaldo Andrade- fáciles de corregir por la simple vía de nuevas nominaciones. Pues, no era así. La anécdota no era tal, sino una tendencia que aún no cesa, y que ya se está transformado en un bochorno para el gobierno. Los graves errores cometidos en recientes designaciones revelan, para empezar, la fragilidad orgánica de los partidos de Nueva Mayoría, que no aciertan a elegir correctamente a muchos de los funcionarios que deberán poner en marcha su programa; y, peor aun, la falta de unidad interna de la coalición. En verdad, no puede ser más grave que los partidos que la constituyen no asuman a la perfección la tarea clave de poner a disposición de la Presidenta de la República el mejor contingente posible de colaboradores, sin lo cual está bajo amenaza el éxito de la actual administración. Por cierto, la mayor parte de los estados democráticos del mundo son gobernados por coaliciones, asociaciones de partidos políticos que se unen en torno a un programa político mínimo, como asimismo a una metodología, también de carácter mínimo, de cómo llevar adelante tal programa. El punto central es, obviamente, que el programa no puede cumplirse sin funcionarios de gobierno que sean los mejores cuadros militantes o simpatizantes de los partidos, cuya competencia técnica y probidad personal y social sean indiscutibles. ¿Cómo se eligen a esas personas? El método en Alemania es muy simple. Los partidos designan comisiones ad hoc que llaman a sus militantes y simpatizantes –que obviamente aceptan el programa político del gobierno- a presentar sus antecedentes, que serán sometidos a escrutinio. Luego, en un nivel superior, los elegidos son presentados a los demás partidos, que pueden hacer observaciones sobre una determinada nominación, e, incluso, vetarla. Por supuesto, aquí las cosas no se hicieron así. Los partidos, como bien se sabe, las más de las veces no son sino las oficinas de ciertos caudillos, que deciden lo que se les viene en gana, y, para rematar, como se demostró en los hechos, no hubo consultas interpartidarias sobre las nominaciones, en ninguna parte. En verdad, era natural que sucediera lo que ha estado, y sigue sucediendo.

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