jueves, 19 de abril de 2012

UN "AUMENTITO" PARA LOS HONORABLES

PROF. HAROLDO QUINTEROS. DIARIO 21, 19 DE ABRIL DE 2012.

UN “AUMENTITO” PARA LOS HONORABLES.

“Gastos operacionales” es el eufemismo que usaron los senadores para aumentar sus ingresos en dos millones de pesos mensuales. Por cierto, no puede ser más doloroso que justamente sean quienes hacen las leyes los campeones en exacerbar las inequidades sociales existentes en nuestro país. En efecto, si somos la tercera unidad política del mundo en cuanto la mala distribución del ingreso, era natural que el “aumentito” en cuestión haya venido a profundizar la desconfianza de los chilenos hacia la clase política profesional, como, efectivamente, ha sucedido, como lo revelan todas las encuestas. Si la resolución fue tan “discreta” como unánime, ¿a quién podrían convencer las apresuradas explicaciones y arrepentimientos que se han venido oyendo después que la maniobra fue denunciada y aventada en todo el país? Las explicaciones que siguieron a esta salida de madre senatorial han sido realmente burdas, como la que se le ocurrió a su flamante presidente, Camilo Escalona. El jefe de los honorables declaró que “no ha habido ningún aumento,” puesto que ese dinero es para gastos propios del oficio, y que, incluso, algunos senadores no lo ocuparán nunca. Agregó, también, que el rechazo y la crítica que mereció esta “movida,” debilitaba nuestra democracia. ¡Vaya!, ¡así que criticar es ahora contrario a la democracia! Todo lo contrario. La expresión máxima de la democracia es la asunción de posturas críticas del pueblo ante quienes ejercen el poder, tal como ha sucedido precisamente ahora. En verdad, cómo no escandalizarse ante la constatación empírica que nadie, en la práctica, fiscaliza los ingresos y los gastos de los políticos profesionales. La verdad es que la mayoría de los senadores y diputados no tienen tantos “gastos del oficio,” como varias oficinas, desplazarse con frecuencia en cumplimiento de su oficio, financiando asesorías y contratando secretarios y/u “operadores.” En otras palabras, nadie los obliga a que incurran en estos gastos. Bastaría sólo recordar a nuestros muy cercanos Fernando Flores y Jorge Soria Jr. El primero, poco después de ser elegido senador, desapareció de la región; por lo tanto, no tuvo oficinas ni trabajó seriamente en proyectos de ley para ella (y para rematar, traicionó a sus votantes dándose la más espectacular vuelta de carnero). Por su parte, el hijo del ex - alcalde batió el récord nacional de ausencias a las sesiones de la Cámara, en dos períodos consecutivos (ay, pueblo, cuándo elegirás a quienes realmente debieras elegir). Durante mucho tiempo, el país había terminado por resignarse a la existencia en Chile de una clase política con características de casta privilegiada, y, en muchos casos, derechamente parasitaria. Sin duda, puede haber excepciones, pero la impresión que el pueblo tiene del conjunto es lo que cuenta. Las lucrativas granjerías de casta explican, por lo menos, por qué los parlamentarios, normalmente sean los dirigentes máximos de sus partidos, no se renueven y a su alrededor giren parientes (cónyuges, padres, hermanos e hijos), amigos y fieles camaradas de partido que acceden a cargos de Cores, a las candidaturas a alcaldes y concejales, y a los cargos de gobierno con una facilidad asombrosa. El aumento de dos millones de pesos para los senadores, que, por lo demás, ya tuvo su versión propia entre los diputados, viene a inflar más su ya abultada dieta mensual, la mayor del mundo en un país en vías en desarrollo, como es Chile. Ser parlamentario, entonces, es la carrera personal más espectacular que alguien pueda seguir en nuestro país; de ahí que sea tan apetecida. Los datos de que dispongo indican que la dieta senatorial es de $7.400.000. millones brutos (5.6 millones líquidos). A ella hay que agregar 3.5 millones adicionales por gastos de representación, transportes y alojamientos; 2.2 millones más para asesorías, y otros 2 millones por gastos operacionales. Es decir, los senadores ganan, como mínimo, entre $13.300.000 y $15.100.000 mensuales. Sépase, finalmente, que estos ingresos de privilegio también corren para los ex – presidentes de la república, a los que se les sigue pagando enormes cantidades de dinero. En verdad, que todas estas personas ganen tanto, importaría un bledo si en Chile no hubiese tanta pobreza, tantas injusticias y tantos problemas que resolver; pero, sobre todo, si ese costo no lo asumieran los aporreados trabajadores chilenos, que en silencio día a día hacen patria trabajando de verdad, pagando todos sus impuestos y deudas, y muchas veces privados de buenas casas, de buena salud, de pensiones dignas y de una buena educación para sus hijos. El 76% de ellos gana hasta no más de unos $350 mil pesos mensuales. Aun así, empero, tendrán que producir los miles de millones de pesos anuales que se necesitarán para pagar el aumentito que los “honorables” acaban de auto-adjudicarse.

No hay comentarios: