viernes, 3 de agosto de 2012

LO “BIEN” QUE ESTÁN NUESTROS PROFESORES. Prof. Haroldo Quinteros. Además del pésimo estado en que se encuentra nuestra Educación, como lo revelan estudios y cifras internacionales, particularmente en cuanto a la calidad de la enseñanza y los rendimientos escolares en Educación Media, lo que más debiera conmover a la conciencia nacional es la situación salarial de nuestros maestros. Un gráfico publicado por El Mercurio el jueves 31 de julio, revela que en cuanto a salario por hora en 19 sectores de la economía chilena, la Educación (es decir, los profesores) está en el cuarto peor lugar, sólo a tres lugares de Servicios Domésticos, que ocupa el último lugar. La información da cuenta también que el salario de los profesores está por debajo del Promedio de la Economía. La verdad objetiva es que a los gobiernos chilenos, desde hace mucho tiempo, no les interesa mayormente el tema. Es cierto que poco después de la asunción de la Concertación al gobierno del país en 1990, se produjo un alza en los salarios de los profesores, que hasta ese año eran -comparativamente en el espectro laboral nacional- sin discusión alguna, los más bajos del mundo. No obstante ello, hoy siguen siendo de los más bajos que existen. Es preciso, con la mayor urgencia, ajustar los salarios de los profesores a un nivel digno, habida cuenta de la importancia de la Educación en la vida y en el futuro del país y la condición de carrera universitaria de la Pedagogía. Por cierto, la sostenida negativa a hacerlo durante más de dos décadas, es uno de los factores claves que han incidido en la baja de la calidad de la Educación nacional. Los salarios de nuestros maestros deberían estar, por lo menos, en el nivel del millón de pesos mensuales, al iniciarse en la profesión. Sólo después de eso podría exigírseles someterse a evaluaciones nacionales, y sobre todo, a la humillante situación de estar a punto de perder su título profesional, ganado limpia y dignamente tras 5 o más años de estudios universitarios. La profesión docente es la única actualmente sujeta a esa infamante exigencia, aunque en todas las profesiones, objetivamente, se dan casos de deficiente preparación profesional. No habrá educación de calidad mientras haya profesores que deban conducir un taxi, vender empanadas o atender un puesto en las ferias dominicales, o, en el mejor de los casos correr diariamente de una escuela a otra para hacer 10 o 15 horas de clase al día a cursos de 45 o más alumnos. Finalmente, no es aceptable que un profesor con 40 años de trabajo jubile con una pensión de unos $300.000, si está en una AFP, como la mayoría de ellos, ó $600.000, si está en el sistema antiguo de pensiones. En la patriótica empresa de hacer justicia salarial a los maestros, factor clave en el mejoramiento de la Educación chilena, deben responsabilizarse todas las autoridades educacionales, incluidos los alcaldes, a quienes, en su calidad de presidentes de las corporaciones municipales, corresponde administrarla. Prof. Haroldo Quinteros, Candidato a alcalde por la comuna de Iquique.

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