miércoles, 15 de mayo de 2013

CRISIS DE CREDIBILIDAD POLÍTICA

PROF. HAROLDO QUINTEROS. DIARIO EL LONGINO 17 / 05 / 2013. En las últimas elecciones, por lo menos más de dos tercios de los chilenos con derecho legal a voto no participaron en ellas. Este nada edificante dato es el anuncio que en las elecciones que se avecinan, y en las del futuro, el número de electores será aun menor, puesto que se realizarán sobre la base, ahora constitucional, de la voluntariedad del voto. La clase política chilena se encuentra perfectamente organizada en torno a dos grandes ejes: primero, la observancia de la Constitución Política de 1980; y, segundo, la “política de los acuerdos” entre las dos grandes coaliciones que periódicamente se alternan en el poder. Ello explica por qué fue ella, precisamente, la gestora y autora de esa ley, a sabiendas que la masiva abstención de votar anterior aumentará con el voto voluntario. En verdad, da la impresión que a nuestros políticos profesionales les importa un bledo la participación de la ciudadanía en política, aun cuando, evidentemente, la abrumadora abstención que se avecina ratificará, con mayor fuerza que nunca, la desconfianza del pueblo hacia ellos. Esto es de suyo grave, habida cuenta que los caudillos “iluminados,“ dispuestos a las atrocidades mayores (Hitler, Stalin, Dada, etc.), surgen, precisamente, cuando la ciudadanía se ausenta del quehacer político; o, lo peor, cuando siente que su participación en él es fútil e inocua. Pues bien, dos casos han venido a reafirmar en la conciencia del pueblo su desprecio a la clase política. Veamos, para empezar, el de la diputada Marta Isasi, que hoy llena la prensa escrita, oral y visual del país. Desde luego, será la Justicia la que determine la inocencia o culpabilidad de la diputada; empero, hay algunos antecedentes en el caso que, de verdad, huelen a soborno, que se habría concretado en la aprobación de la vigente Ley de Pesca, la misma que enajenó el mar de todos los chilenos en beneficio de unas cuantas familias de magnates. Hay, no obstante, una cuestión mucho más grave que el caso Isasi en sí. De configurarse soborno, a la indiscutible ilegitimidad de la constitución política de Chile, se sumaría otra peor, cual es que la posible aprobación de muchas leyes que favorecen directamente los intereses de grandes empresas del país (y, por extensión, también de fuera), podría haber tenido lugar por la vía del soborno. Si así fuera, la validez de TODAS esas leyes sería nula. Las cosas, por cierto, están organizadas para que haya sobornos. Piénsese sólo en la ley que garantiza el anonimato de las “generosas” donaciones de privados a las campañas electorales, que hace muy difícil investigar acusaciones de soborno. No olvidemos que en el caso Isasi, todo lo destapó un oscuro personaje, ligado a ella, que actuó cegado por pasiones personales. Vamos al segundo caso, uno que ha dejado la credibilidad de nuestros políticos a la altura del unto. Tal es el incidente que está protagonizando el senador del Partido Socialista (PS) Camilo Escalona, que ha vuelto a revelar que Chile no se rige por una democracia, aunque sea defectuosa, sino por una vulgar partidocracia. En verdad, aquí son los partidos los que eligen las autoridades políticas y administrativas del país, no los electores ni el mérito. Quien quiera acceder a cargos y poder de carácter político o público (incluso, con las mejores intenciones), debe, primero, congraciarse con “sus majestades” las direcciones centrales de los partidos políticos; por lo demás, siempre manejadas por un puñado de caudillos, casi todos parlamentarios, cuya obsesión por no perder el poder los puede llevar a los más insólitos extremos. Este es el caso específico de Escalona, que controla la dirección central del PS a través de una camarilla que se hace llamar “Nueva Izquierda.” Para el público, Osvaldo Andrade lidera el PS; sin embargo, todo indica que no es del todo así. Andrade, inexplicablemente, acaba de impedir la realización de elecciones primarias por la senaturía de la X Región, porque su “jefe,” el pre-candidato Escalona las tenía perdidas ante el popular ex - alcalde de Puerto Montt Rabindranath Quinteros. Con esto, el caudillo ha llegado a la audacia de desafiar a la propia Michelle Bachelet, quien se ha manifestado una y otra vez en favor de primarias en todo el país. El suceso ha puesto en tela de juicio la capacidad de liderazgo de la candidata presidencial, y periclitado seriamente su opción de triunfo. Sólo volviendo al tema de la constitución política, recordemos que en todos sus encuentros nacionales recientes, el PS, cumpliendo con su antigua y fundacional vocación democrática y popular, ha aprobado la necesidad de convocar a una Asamblea Constituyente, que dé lugar a una nueva constitución que refleje la soberanía popular. Escalona ha declarado reiterada y públicamente su rechazo a ella, burlándose de las bases y del electorado del PS, y sigue inamovible en su testera. Como van las cosas, el país caerá, si no ya ha caído, en una peligrosa vorágine de falta total de credibilidad en sus instituciones y mandatarios políticos.

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