miércoles, 8 de julio de 2015

LA COPA Y LAS MALVINAS

PROF. HAROLDO QUINTEROS. 10/ 06/ 2015. No valdría la pena gastar más tiempo en hablar de la Copa América, si no fuese porque tras ella han rebrotado malsanas expresiones de masas que, una vez más, han puesto en evidencia resentimientos y odios entre nuestros pueblos. En verdad, aunque sin las dimensiones de otros eventos deportivos internacionales, volvieron a aflorar, tanto desde las barras como del público chilenos, resabios racistas y chauvinistas que no pueden aceptarse. No obstante, las alusiones patrioteras, belicosas y xenófobas han venido del lado argentino, por el ridículo hecho que el equipo argentino perdió la Copa. Muchos comentaristas y relatores de fútbol, y Chile no es la excepción, invitan a sectores del pueblo a aceptar la fantasía que el fútbol profesional es una actividad suprema, sublime, en circunstancias que no es más que un rentable negocio, del que se benefician sus dueños más que los propios jugadores. Las barras futboleras están repletas de individuos ignorantes y chauvinistas; algunos - sobre todo, los más jóvenes- salidos del lumpen urbano, lo que explica las groseras provocaciones que barristas argentinos han protagonizado contra Chile como país. Luego de perder la Copa, enardecidos y alentados por un cierto Federico Longone, relator de fútbol (que, además, las emprendió como un enajenado de la manera más grosera imaginable contra la Presidenta Bachelet) volvieron al tema de la guerra de Las Malvinas, acusándonos de “traidores.” Por supuesto, tratándose de este tipo de fanáticos, estaría de más preocuparse de esta estupidez, excepto que sus vociferaciones recogen sentimientos anti-chilenos aún latentes entre gente común de Argentina, introducidos en su conciencia por sectores políticos y militares que deliberadamente ocultan las verdaderas causas de la derrota argentina en ese conflicto. La dictadura trasandina fue, sin duda, la más sanguinaria y criminal del grupo "Operación Cóndor," formado por las dictaduras de Chile, Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia, aun guardando proporciones en cuanto población. Se trataba de una estrategia planificada en Estados Unidos, con el fin de liquidar toda posibilidad de levantar en el cono sur americano gobiernos democráticos anti-imperialistas y socialistas. Ante la creciente resistencia popular a la dictadura argentina, que ya tambaleaba, Galtieri, su jefe máximo, como una maniobra netamente distractiva, tramó la recuperación de las islas Malvinas, y como él mismo lo aventó pública y explícitamente, luego de la victoria que prometía al pueblo, ocupar tres islas de la Patagonia chilena, ya laudadas en fallos internacionales. Se trate o no de la dictadura de Pinochet, cómplice de Videla y Galtieri en la “Operación Cóndor,” cualquier gobierno chileno no tenía más alternativa que colaborar en la derrota de Galtieri. Luego, los argentinos que aún repiten la tontería de la “traición” chilena, en su lugar deberían estar alertas al peligro que su país vuelva a caer en manos de una dictadura militar fascista, la autora y única responsable de esa aventura y su fracaso.

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