lunes, 9 de enero de 2012

SIONISMO Y MAPUCHES

PROF. HAROLDO QUINTEROS. DIARIO 21, 12 de enero de 2012.
SIONISMO Y MAPUCHES.
Hitler y sus nazis llevaron adelante frenéticamente la locura de acabar con los judíos en el mundo. Por sus proporciones, el holocausto sufrido por el pueblo judío puede considerarse el peor de los crímenes perpetrados por el hombre contra el hombre a lo largo de toda su historia. Sin embargo, hay que aclarar bien las cosas. No es ser anti-judío oponerse al Sionismo, que no es lo mismo que pueblo judío o Judaísmo, su religión. El Sionismo es un movimiento político que supone la superioridad judía sobre los demás pueblos del mundo y su derecho a la expansión territorial, por mandato supuestamente divino. Cuando a fines del siglo XIX, los judíos, ya por casi ocho siglos en diáspora y sin tierra donde vivir juntos, pensaron en un territorio, lo situaron como primera opción en la Patagonia. Theodor Herzl, el fundador del sionismo, escribió en su libro “Patagonia o Palestina” que la primera opción territorial para los judíos era la Patagonia (por supuesto, sin preguntar nada a Chile y Argentina, los dos estados libres sudamericanos dueños de esa región). Eso era el “Plan Andinia.” Luego de la II Guerra Mundial, la ONU acordó ceder a los judíos la región de Palestina, hoy Israel, cuyo estado es abiertamente sionista Eso se hizo con el compromiso que se respetara la libertad y los derechos de los árabes que la habitaban, conocidos como “palestinos,” lo que los gobernantes judíos no hicieron nunca. Hoy, los israelitas no parecen sentirse bien en ese territorio, y el tema de la Patagonia ha vuelto al tapete en los círculos de Estado israelíes. Ello, por tres grandes razones. Primero, la difícil situación de inseguridad en que hoy se encuentra Israel en la región. El estado israelita se ha rodeado de enemigos, en razón de la guerra “blitzkrieg” que realizó contra sus vecinos árabes en 1967. Esta guerra, que fue apoyada por Estados Unidos, fue de expansión, de carácter sorpresivo y de ataque masivo, paradojalmente aprendida de los nazis. Segundo, la violenta y permanente política de segregación y opresión contra los no-judíos (los palestinos) que habitaban Israel desde milenos. Y tercero, la constatación de la futura crisis de falta de agua pura en el planeta, cuyas mayores reservas están, precisamente, en la Patagonia. Entonces, sospechosamente, durante los gobiernos concertacionistas de Frei y Lagos, aparece un multimillonario judío estadounidense, Douglas Tompkins, quien compra a los estados chileno y argentino inmensas extensiones patagónicas (más de 8.000 kilómetros cuadrados), para erigir allí un “santuario de la naturaleza.” ¿Cómo pudo suceder tal auto-expropiación territorial? Poco después, esta vez demasiado sospechosamente, empiezan a llegar a la Patagonia miles de turistas de Israel (según cifras oficiales, uno de cada siete turistas al lugar son israelitas), prácticamente sólo militares o recientes ex - reclutas, como el autor del feroz incendio que asoló la región de las Torres del Paine. El Ministro HInzpeter, judío chileno que hizo su servicio militar en Israel y juró lealtad a la bandera de ese país, no hará nada serio contra el incendiario, aunque teóricamente éste bien pudo causar el incendio de manera voluntaria, como una forma de amedrentar y alejar de la región a los campesinos chilenos que la habitan, para facilitar la compra de más tierras para el Plan Andinia, como ya lo hizo Tompkins. No habrá ejemplar cárcel ni solicitud de indemnizaciones al estado israelita por los daños; y, sin embargo, luego de nuevos incendios, el gobierno ya ha expresado su “fundada sospecha” que tras ellos está la mano de Arauco-Malleco. No sólo eso, acaba de anunciar que si esto se prueba, se aplicará contra los mapuches culpables la Ley de Seguridad Interior del Estado y la Ley Anti-terrorista. Vale decir, al israelita incendiario no le sucederá nada, y, en cambio, a los mapuches les espera una nueva ola represiva, aunque hasta hoy no hay pruebas contra ellos. El objetivo es muy simple: deslegitimar sus demandas, y desalentar su lucha por recuperar sus tierras ancestrales. El episodio de los incendios ha dejado en evidencia dos situaciones: entreguismo hacia potencias extranjeras, y la continuidad de las injusticias contra nuestra primera etnia nacional.

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