miércoles, 6 de febrero de 2013

EL MAYOR PROBLEMA DE IQUIQUE, LAS PLANTAS TERMOELÉCTRICAS Y EL SOSTENIDO AGOTAMIENTO DEL AGUA POTABLE.

PROF. HAROLDO QUINTEROS. DIARIO 21. 25 / 01 / 2013. Por su enorme importancia, vuelvo al tema de las plantas termoeléctricas, que ya se instalaron en nuestras costas, a unos pocos kilómetros de Iquique, con el objetivo de proveer de energía a las empresas mineras; y por supuesto, al trato del problema mayor de todos, el agua. Las plantas termoeléctricas: Como todos los iquiqueños y los habitantes de nuestras caletas lo saben, estas plantas son extremadamente sucias y contaminan no sólo el aire, sino las aguas del mar y las arenas, produciendo un enorme daño a las poblaciones que las circundan, y, desde luego, a la flora y fauna marina, cuyas desastrosas consecuencias están a la vista. En efecto, cada día disminuye más la reproducción natural de los peces, moluscos y algas, lo que afecta la pesca artesanal, de la que viven cientos de familias. Mientras tanto, en decenas de kilómetros a la redonda el aire que respiramos se vuelve cada vez más tóxico. Como era de esperar, en nuestro país, en que la verdadera democracia está ausente, a la ciudadanía nunca se le preguntó nada sobre la instalación de estas plantas. Nunca, tampoco, se tomó en cuenta la opinión de quienes nos hemos opuesto con todas nuestras fuerzas a su instalación. Las alcaldías capitaneadas por Soria y Dubost, más la mayoría de los concejales, tanto de derecha o de la Concertación, se dejaron llevar por la corriente economicista (en favor de las grandes empresas, por supuesto) y, o bien han admitido estas plantas con los brazos abiertos, o no han hecho nada por cerrarles definitivamente el paso a su continua instalación. Las alcaldías, desde prácticamente siempre, no han tenido nunca una política energética definida, ni siquiera para el mediano plazo. Ahora debiera tnerla, por la gravedad de la situación en que nos encontramos. Es hora de tomar la determinación de hacer uso de nuestras enormes potencialidades naturales en la materia, y que la energía solar y la eólica se proyecten como las proveedoras de energía a la ciudad y los sectores industriales. Es preciso la decisión política de producir un cambio profundo en materia de energía, que detenga, por fin, el crimen ecológico y contra la vida humana en la cuenca iquiqueña que se está cometiendo. Puede que el comienzo sea difícil, incluso costoso, pero loo que está en juego es la salud de la población e, incluso, la vida humana misma, además de la animal y vegetal de la región. Tenemos a nuestro favor, nada menos que la primera fuente de vida terrenal, el sol. ¿Sabían ustedes que nuestra región es el lugar del planeta en que cae mayor cantidad de energía solar por metro cuadrado? Y el agua… El agotamiento sostenido del vital elemento sigue siendo el mayor problema que la regiòn entera tendrá que enfrentar en el futuro. Este es un hecho evidente e indiscutible. Ante ello, las autoridades actúan como que nada ocurriera. El agua que consumimos los iquiqueños es de origen fósil. Esto significa que es de buena calidad, pero, a la vez, no es renovable. Es un crimen que desde hace demasiado tiempo, el agua nuestra se utilice para el regadío de pastos y para el servicio de aguas servidas. Para salvar el agua, por ahora, es preciso obligar a las empresas mineras que se lleve cobre metálico, y deje de estar bajando miles de toneladas de concentrado por el mineroducto, utilizando miles de toneladas de agua. Es la hora de constituir un poderoso movimiento ciudadano cuyo objetivo sea impedir que se siga terminando con nuestras fuentes acuíferas. También es necesaria la urgente instalación de una planta desalinizadora de agua, acompañada de un sistema de doble tubería, para aguas fósiles (la potable) y otra para aguas desalinizadas, para el regadío y las aguas servidas. Hace un siglo, Iquique sufría por la carencia de agua. Se instalaron entonces estas dos tuberías distintas, que con creces dieron una excelente solución al problema de la escasez de agua en esos tiempos. El único argumento para no iniciar la instalación en nuestras costas de plantas desaladoras de agua, es el financiero. Por supuesto, todos sabemos que nada se puede hacer sin recursos. ¡Pero que eso lo digan los países naturalmente pobres! Chile es inmensamente rico, y gracias a su zona norte. Existen, y de más, los fondos para solucionar nuestros problemas energéticos y de agua ¿No es hora que los usamos, por fin y de una vez por todas, en ben3eficio de la población? ………………………………………………………………

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